Capítulo 16.

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Luke;

Después de lo que me había contado Alice estaba entre sorprendido y angustiado. No esperaba que escondiera algo así tras su vida tan perfecta y ordenada. A veces el caos no se percibe a simple vista y esto era una prueba de ello. Me sentía mal por ella, por su historia, por todas las cosas que callaba y por fin se había atrevido a contar. Joder, me lo había contado a mí. Ni más ni menos que a mí...

¿Por qué yo había sido el elegido? ¿Por qué nos elegíamos mutuamente? Éramos cada vez menos desconocidos y más confidentes. ¿Cuándo había pasado todo eso? Quizás me había perdido algo, iba todo a velocidad de la luz. Pero lo importante no era eso ahora, cuánto tiempo hacía desde que se tropezó por mi culpa, no. Lo que realmente importaba es que estuviera bien y se alejara de esos fantasmas que la seguían a todas horas.

Alice Evans ya no era la chica rancia que ponía mala cara cuando me miraba, eso quedaba atrás. Alice era más que su máscara y la barrera que implantaba para separar a los demás. Era una chica con demasiado dolor y rencor acumulado, lo podía notar. Y era normal después de estar a punto de perder a su padre y poco más tarde enterarse de que ese mismo señor engañaba a su madre con otra mujer. Y que encima esperaba un hijo suyo.

De pensar en ello me entraron ganas de partirle la cara a ese cabrón. ¿Cómo alguien tenía el valor de hacer algo así? Alice había sufrido mucho por su culpa y eso me rompía el alma. Ella, que parecía dura como una roca y que hasta su andar te dejaba helado; al final era tan frágil como cualquier otra persona, pero se escudaba en su belleza y en su popularidad para que nadie la atacara. Era lista, muy lista.

No sabía ni qué decir, no tenía nada que aportar. Silencio. Quizás eso le venía bien. Todavía seguía alucinando con lo que había pasado el día del famoso accidente cuando me di cuenta de que mis manos y las suyas estaban aferradas como si no tuviesen miedo a nada.

—Gracias por escucharme —susurró con cierta timidez, acariciando mis dedos.

Sonreí sin querer y me quedé mirando nuestro agarre, nuestros dedos entrelazados y lo bien que me sentía así.

—Gracias a ti por confiar en mí —le dije mientras me eché hacia atrás y apoyé mi espalda contra la fina hierba que cubría todo el espacio que nos rodeaba.

Ella se percató de que no la había soltado y dudó unos segundos hasta que se tumbó justo a mi lado, sin deshacer nuestro agarre.

—Se me hace raro decirte algo bueno, Carter —sonrió de medio lado.

—Siempre hay una primera vez para todo, Alice.

Me quedé mirando sus mejillas infladas embobado. Me encantaba la forma que tenían y los pliegues que se formaban cerca de sus labios al sonreír. Estaba más guapa todavía y eso me mataba por dentro. Era difícil contenerse las ganas.

Tragué saliva y giré mi cuello para quedarme mirando hacia el cielo. Las nubes se amontonaban unas con otras creando diferentes formas que abrían paso a la imaginación. Pero, por mucho que intentara alejar de mi cabeza los pensamientos que quería apartar, ellos solo hacían que golpearme una vez más.

—Sé que no me has creído antes —habló Alice, como llevara un buen rato pensando en eso.

—¿A qué te refieres? —arrugué mi frente.

—A cuando te he dicho que eres la única persona a la que le cuento la historia al completo —explicó—. Te parecerá raro, pero es así.

—No me parece raro —comenté tras una breve pausa—. Es completamente normal contarle algo así a alguien que acabas de conocer —dije en un tono entre bromista y divertido.

Nunca te busqué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora