Capítulo 15.

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Alice;

En todo el trayecto solo cruzamos un par de palabras. Luke conducía con sus manos firmemente apretadas en el volante y sus ojos fijos en la carretera; yo me movía nerviosa en el asiento de copiloto mientras mis pensamientos no dejaban de golpearme.

—Estás empezando a preocuparme —Luke rompió el silencio, acompañado por una leve melodía de la radio que sonaba muy bajita—. Llevas como unos diez minutos callada.

—Ese no es tu problema —escupí sin pensar.

Al segundo me arrepentí. A veces odiaba mis impulsos y me daba cuenta cuando ya era tarde. Yo era así, tan natural y clara como el agua, y la mayoría de veces me traía problemas.

—Lo siento —mordí mi labio con timidez—. No quería decir eso...

Por primera vez en mi vida actué de esa manera.

—¿Ha pasado algo? —giró su cuello para mirarme.

Lancé un suspiro que habló por todas esas cosas que no decía.

—Sí, pero prefiero contártelo después —le hice saber, moviendo mi cabeza.

—Está bien —aceptó—. No te preocupes por nada —alargó su brazo y reposó su mano sobre mi muslo—. Sea lo que sea.

Me dio un leve apretón allí y un hormigueo me recorrió todo el cuerpo, dejándome temblando. Después, volvió a posar su mano en el volante, muy a mi pesar.

—¿Por qué eres tan bueno? —pregunté sin más—. Nunca te enfadas, ni te alteras...

Me reconfortaba que fuera así.

—Sí lo hago, lo que pasa es que no me has visto enfadado —aseguró, esbozando una leve sonrisa.

—Y espero no verte nunca, porque los que sois más calmados cuando estalláis sois una bomba —comenté con cierta diversión—. Y eso da miedo.

—Bueno, ahora yo tengo más autocontrol —comentó, bajando la ventanilla para que una suave brisa de aire le revolviera el pelo—. Aun así has acertado.

—Es que soy más lista de lo que piensas —ensanché mis mejillas.

—¿Si? —se hizo el sorprendido—-. Eso está por ver...

—Idiota —le di un codazo y, entonces, me di cuenta de que ya estaba mejor anímicamente. Solo me bastaban un par de bromas con él para recuperar mi sentido del humor—. Por cierto, es por ahí —señalé hacia un desvío que llevaba directamente a Round Valley—. Tienes que girar a la derecha.

—Oh, se me olvidaba —rascó su nuca—. Es que solo he venido una vez en toda mi vida.

—¿En serio? —abrí mi boca—. Yo venía antes todos los fines de semana con mi padre.

—Vaya, te lo tienes que saber de memoria.

—Más o menos.

Al llegar al lugar, estacionamos el coche en un sitio adecuado para ello y comenzamos a caminar por un sendero que nos guiaría hacia el embalse. Recordaba perfectamente todo aquello, los árboles, el camino lleno de tierra, la fauna... y sobre todo la humedad del ambiente. Entrar allí era como entrar en otra dimensión, como abrir una puerta y encontrarte perdida en algo distinto.

—¿Vas cómoda así vestida? —me preguntó Luke cuando estábamos casi llegando.

—Ya sé que no voy muy adecuada para la situación, pero sí —dije bajando el vuelo de la falda—. Vengo de una comida familiar, recuérdalo.

Nunca te busqué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora