Capítulo 19.

292 41 31
                                    

Luke;

Detuve mi coche donde Gina me dijo. No vivíamos muy lejos, así que me había ofrecido a acompañarla a casa ya que el autobús que estaba esperando nunca pasaba.

—Gracias por traerme —sonrió, mostrando sus blancos dientes.

—No me costaba nada acercarte —me quité méritos.

—Pues has sido mi salvavidas, me estaba helando en la parada y el maldito bus no aparecía por ningún lado —añadió, mostrando su enfado con el transporte público.

—Seguramente se haya retrasado —di unos toquecitos en el volante.

—Espero que no se retrase más veces, porque a la próxima me convertiré en un muñeco de nieve —bromeó.

—Se nota que va llegando el frío —froté mis manos.

—Sí —asintió con su cabeza—. Y para las que estamos solteras eso es un infierno, nadie nos puede dar calor.

—Bueno, para eso existen las estufas, ¿no? —reí.

—C-claro, para eso están —forzó una sonrisa y se acercó hasta mí para dejar un húmedo beso sobre mi mejilla—. Me voy que mis padres me están esperando, hasta mañana —se despidió, agitando tímidamente su mano.

—Hasta mañana, Gina.

A continuación, bajó del coche y enseguida me incorporé a la carretera para conducir hasta mi apartamento. Tan solo me esperaban un par de calles, aunque tenía que rezar para que los semáforos no se portaran tan mal como lo hacían habitualmente. Me sacaban de mis casillas, casi tanto como Alice.

No había podido dejar de pensar en ella en todo el trayecto. Tal vez el conversar con Gina me había ayudado a olvidar un poco el último encontronazo que habíamos tenido, pero aun así no se marchaba de mi cabeza. Sentía como una rabia interna mezclada con dolor cada vez que Alice sacaba su carácter detestable. Estaba seguro de que sus virtudes eran muy buenas, pero cuando de golpe cambiaba su humor y se ponía repelente era odiosa.

'Tengo una reputación aquí que ha sido destruida en cuestión de días, desde que apareciste'. Aquella frase no dejaba de repetirse en mi cabeza.

Podía llegar a entender su situación, intentaba ponerme en su piel por muy difícil que fuera. Desde antes de conocerla ya sabía que lo que más le importaba era lo que opinaran los demás, esa era la fama que tenía en Rutgers. Y eso, a la vez, me había ayudado para andar con cuidado con ella.

'Tú me besaste primero', podía recordar su ataque.

¿De verdad me había echado eso en cara? Me había culpado a mí de que le hubiera sido infiel a su novio. A mí, como si lo nuestro no hubiera sido cosa de dos. ¿Acaso no era nadie para ella? Sin duda, no pensaba en mí ni en cómo podía afectarme su situación. Los perjudicados éramos ambos, pero ella solo pensaba en sí misma.

¿Esa faceta que había mostrado era la verdadera Alice?

Apreté mi mandíbula y fijé mi vista en la carretera, obligándome a concentrarme en lo importante. Me enfurecía que Alice me viera como alguien que la había forzado o algo así. En ningún momento hice eso con ella, sí era cierto que la besé primero, pero ella me siguió y a partir de ahí todo fluyó solo.

Se estaba confundiendo conmigo.

Pisé fuertemente al acelerador y llegué lo más rápido posible a casa. Solo necesitaba tumbarme en el sofá y descansar, ya que estaba agotado mentalmente. Saqué las llaves de mi bolsillo, abrí la puerta, y como siempre me recibió el humo del tabaco de Charles. Todavía no entendía cómo le funcionaban los pulmones.

Nunca te busqué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora