Capítulo 25.

296 35 63
                                    


Alice;

Había tenido una pesadilla. Otra vez. No eran suficientes los últimos meses con las discusiones de mis padres que ahora que estaban separándose se repetían una y otra vez. Eran horribles e incluso más intensas. Y en todas y cada una de ellas pasaba lo mismo.

¿Podía dejar de pensar en ello? Incluso despierta me atormentaban. Hasta que no pasaban un par de horas no se marchaban de mi mente, eran un machaque constante, como un vídeo que no para de reproducirse y no puedes pausar por mucho que quieras.

Salí de la ducha y envolví mi cuerpo en una toalla. Menos mal que había quedado con Luke y eso me alegraría el día, o eso esperaba. Nuestra... relación —todavía se me hacía raro ponerle ese nombre a lo que teníamos— cada vez iba a mejor. ¿Quién lo iba a decir? Incluso yo sentí un poco de miedo cuando pensé fríamente en lo que estábamos haciendo al salir juntos, pero las cosas estaban saliendo mejor de lo esperado. No discutíamos, no chocábamos, no odiábamos ciertas actitudes que antes nos sacaban de nuestras casillas. Era como si todo hubiera cambiado de repente, como si el mundo hubiera dado un giro y nuestras vidas ya no fueran las mismas. Ahora eran mejores.

Me fijé en la sonrisa de tonta que vi reflejada en el espejo y peiné mi larga melena, dejándola a un lado para alisarla toda junta. La suerte me había visitado de golpe con ese chico alto y moreno conocido como Luke Carter. Cuando estábamos juntos todo era maravilloso y aparte de todo lo que me atraía físicamente me hacía reír como nadie. Era el conjunto de todas las características que buscaba en alguien, pero no en él. Fue el destino quien decidió unir nuestros caminos, que no se iban a chocar en ninguna parte. Ni siquiera se iban a acercar, pero ahora que habían desafiado a todo no iban a alejarse.

Una vez estuve seca me puse la ropa interior y varias capas para abrigarme bien. Por lo visto, hacía bastante frío fuera e incluso estaba nevando, así que bajo de mi suéter de lana llevaba unas cuantas camisetas lisas que se pegaban a mi cuerpo. Me metí en mis vaqueros negros y después en unas botas forradas de pelo.

—¿Vas a salir? —mi madre se apoyó en el marco de la puerta a observar el desastre que había armado en el baño—. Después tienes que ordenar todo esto.

—Sí, voy a salir —asentí—. Y voy con algo de prisa...

Mi madre rodó los ojos y cogió la ropa sucia que había en el suelo.

—Esto es para lavar, ¿verdad? —preguntó.

—Sí, pero tranquila que ahora lo dejo todo impoluto —fingí una sonrisa.

No quería ocasionarle faena, al revés, intentaba estorbar lo menos posible. Ahora que mi padre no estaba en casa tenía que tomar yo un papel importante.

—Eso no te lo crees ni tú —me acusó con su dedo índice—. ¿Con quién has quedado?

Su pregunta me pilló de imprevisto y me dejó helada.

—Con... —me moví sobre mis talones, sin saber qué decir—. Con Bonnie —mentí finalmente y me arrepentí al segundo.

Mi madre tenía muy buena relación con mi mejor amiga y entonces caí en lo fácil que sería para ella pillarme. Más me valía advertirle lo antes posible a Bonnie acerca de la situación. Seguro que ella estaba con Eric y no le importaba cubrirme.

Había recurrido a una mentira porque no podía contarle a mi madre que iba a quedar con Luke, mi novio, el cual ella ni conocía ni tenía ni idea de que había cortado con Jack por él. Sí era cierto que tenía algunas sospechas de que Jack y yo pasábamos por un mal momento, pero nada más allá de eso.

—Oh, ¿y dónde vais a ir? —curioseó.

—Pues... a dar una vuelta, como siempre —me encogí de hombros, tratando de restarle importancia. No sabía si había sonado muy convincente.

Nunca te busqué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora