Capítulo 15

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El controlador:

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El controlador:

Buenas noches señorita Sorcha, ¿tiene todo preparado para mañana?

Posdata: No has contestado a mi pregunta.

Sorcha:

Buenas noches señor Kellan Nort, tengo todo controlado para mañana.

Posdata: Perdón, ya tengo todo preparado ja, ja, ja. Seré puntual, y a su pregunta... yo no creo que sea ahora mismo la más indicada para ayudarlo.

El controlador:

¿Está usted riéndose de mi, señorita Sorcha?

Posdata: Reírse del jefe es sancionable, ¿por qué no podrías ayudarme?

Este hombre es insufrible, Dios mío.

Sorcha:

¿Usted cree qué yo me reiría de mi jefe?, que poco me conoce.

Posdata: No seas tan arrogante, ahora mismo no estoy en horario de trabajo, le recuerdo qué este es mi móvil personal señor JEFE. Su sanción me importa un bledo, estoy en mi casa.

El controlador:

¿Noto otra vez algo de cinismo en usted, señorita Sorcha? Por aquí todo es mucho más fácil por lo que leo, ¿faltar el respeto a su jefe?, veamos que tal se le da cuando me vea en persona.

Posdata: ¿Un bledo?, ¿no vas a contestar, verdad?

Sorcha:

A eso lo llamo yo hacer trampas señor Kellan Nort. Mañana no voy a contestarle porque ya estaría en horario de trabajo, ¿no querrá que le falte el respeto a mi jefe, verdad señor?

Posdata: Prefiero no hacerlo y dejar las cosas cómo están, mi mundo ya es bastante complicado, es una manera de poder explicarme.

El controlador:

¿Quién hace trampas ahora?

Posdata: Que descanses señorita la del bledo, ¿sabes qué tengo el remedio para eso? Yo puedo hacértelo más fácil.

No me había dado cuenta de la sonrisa tonta que tenía hasta que lo vi en la ventana, estaba sentado con las rodillas en alto.

Sus ojos vuelven a ser negros, noto la tensión que desprende, y por su cara, sé que no me va a decir nada bueno.

Como siempre su belleza me deja sin aliento, pero algo dentro de mi ser se rompe cada vez que recuerdo cómo se alimentaba en mi cama de esas mujeres.

Mi corazón se acelera cuando nuestras miradas se cruzan, veo como se va acercando lentamente hacia dónde estoy.

El aire se espesa cada vez que lo tengo cerca, es imposible respirar.

—Llevo un buen rato aquí, he estado esperando a que terminaras de coquetear con tu jefe, el chucho. No puedo dejarte sola, ¿me echas de tu vida por cómo me alimento, pero tú no pierdes el tiempo? —comenta, arrastrando cada palabra que sale de su boca.

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora