Capítulo 28

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—Sorcha, ¿me escuchas? Abre los ojos, lo has conseguido, has vuelto a casa, estás aquí.

Estoy muy débil, noto que apenas me quedan fuerzas, intento abrir los ojos, pero no puedo.

Me siento cansada y demasiado agotada.

Oigo la voz de Hands como llama a Kellan, puedo percibir perfectamente a su agonía y a su impotencia.

Voy recuperándome poco a poco, vuelvo a abrir los ojos y veo que estoy en el salón del rey Oberón. Es él quien me ha dicho que lo he conseguido.

Puedo vislumbrar como los druidas corren de un lado a otro, eso hace que mi estado se ponga en alerta.

Mi inquietud hace acto de presencia, y ésta se instala en mi estómago.

Me levanto del suelo y veo como se llevan a Kellan a toda prisa, intento correr detrás de ellos, pero vuelvo a caerme, mis piernas no me responden.

—Tranquila, no te muevas, estás agotada y muy débil, te recuperarás pronto —me advierte Oberón.

—¿A dónde se lo llevan?, Hands... ¿Dónde está Hands?, ¿qué le pasa a Kellan? ¡Maldita sea!, qué alguien me conteste —grito desesperada.

—Él se ha ido con ellos, te llevaremos a tu habitación para que puedas recuperarte, estás demasiado agotada. No te preocupes por nada, solo necesitas descansar.

—¡No... no hagas eso!, quiero verlo, llévame con él, tengo que verlo —le imploro con temor en mis ojos.

Mis palabras están llenas de angustia, siento terror por lo que pueda estar pasándole a Kellan.

Me fijo en los ojos de Oberón, me doy cuenta de que el rey me oculta algo, sé que no está bien y por eso se lo han llevado a toda prisa. Cierro mis puños, y la rabia recorre mis venas.

Noto como se comprime mi pecho, mi corazón late muy fuerte, me cuesta mucho respirar.

—Te llevaré con él —responde éste con preocupación en su voz.

Siento los brazos de Oberón alrededor de mi cuerpo, me abraza muy fuerte y me teletransporta.

Estoy agotada, pero ahora puede más el miedo que siento dentro de mi, qué el mismo cansancio.

Estamos en el bosque, veo como Kellan está rodeado de unas piedras enormes, su cuerpo reposa en una de ellas, es una especie de altar.

Los druidas están alrededor de él, llevan sus túnicas blancas, Kellan yace en el centro.

El canto de ellos acompañan toda la ceremonia, —¿qué es todo esto? —pregunto aturdida, pero nadie me contesta.

Mis ojos captan a cámara lenta todo lo que me rodea.

Localizo a Hands y a Wings entre ellos, no entiendo qué es lo que está pasando.

Intento recuperarme, pero mis fuerzas no me ayudan, estoy exhausta.

Puedo oler las hogueras, el aire está impregnado de humo, un malestar recorre mi cuerpo.

Tengo ganas de vomitar por todas las sensaciones que está sintiendo en estos momentos mi cuerpo.

Intento acercarme a él, pero la mano del rey Oberón me lo impide.

—¿Qué le pasa?, ¿qué le están haciendo? ¡Déjame acercarme, tengo que estar a su lado! —le advierto con lágrimas en mis ojos.

—Lo siento mucho, ha sido demasiado tarde —declara el rey con una mueca de disgusto.

Intenta abrazarme, quiere consolarme, pero yo soy más rápida y me escapo de sus brazos.

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora