Capítulo 21

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—Volvamos al principio Sorcha, no podemos saber quién fue tu padre, si fue un simple humano, ya no seguirá entre nosotros, lo más seguro es que esté muerto.

Los dioses celtas tienen reglas, ¿una diosa con un humano?, estaría más que muerto si ellos se enterasen. Nadie se mezcla con ellos, todo se debe a su magnífico linaje.

Creen que son mejores dioses por tener sangre pura, mi hermano Kellan te lo explicará mejor. Hablaré con nuestros druidas y el rey Oberón, pero déjame decirte y dudar de que tu padre fuese un simple ser humano.

Tengo muchas dudas sobre eso.

Estoy seguro de que ellos te ayudaran, me refiero a tus poderes para que no te hagas daño, o tú a alguien que no quieras. Tendrán que entrenarte, enseñarte a controlarlos. Me gustaría conocer a tu hermana y hacer lo mismo con ella, estáis en peligro y no hace falta recordarlo —confirma Hands muy serio.

—Prefiero que te saltes esa parte, ya me encargo yo de eso, Sorcha necesita descansar —le advierte Kellan con su fría mirada.

—Bien, como quieras, te dejamos a ti esa parte y la clase de dioses que son.

—¿Si queréis podéis quedaros aquí en el hotel?, llamaré para que preparen las habitaciones —los invita a quedarse.

—No, tenemos que volver, quiero seguir investigando, y necesitamos reunir a los druidas lo antes posible —confirma Hands.

—Ha sido un placer conocerte, Sorcha —se despide de mi.

—Lo mismo digo, gracias por todo.

—Yo también he sentido un placer intenso al conocerte Sorcha, ya me entiendes... Eres igual de preciosa que tu madre.

Mis ojos se abren como persianas y me echo a reír por su comentario, ha sido muy grosero.

—Wings, llevas toda la noche provocándome con tus bromas, pero voy a olvidarlo solo porque la has hecho reír —le advierte Kellan ahora sonriendo.

Todos nos reímos a la vez, y ellos desaparecen como por arte de magia.

Kellan y yo nos quedamos solos, me dedica una sonrisa maravillosa con sus perfectos dientes.

—Ya conoces a mi familia, de dónde vengo y lo que soy. Sabes dónde trabajo, lo que hago para ganarme la vida. Te toca mover ficha, quiero saber más de ti, quiero conocer parte de tu infancia, pero sé que es tarde, necesitas descansar, así que será en otro momento.

—Te hablaré de mi infancia y de mi vida, pero eso será en otro momento, trabajo en el primer turno. No quiero llegar tarde y hacer que mi jefe se cabree, es un ogro y se pone de muy mal humor si sus empleados llegan tarde.

—¿En serio?, creo que no tengo el placer de conocerlo nena, ¿no crees qué exageras un poco en lo de ogro?

—¿Te puedo contar un secreto?

—Claro, soy una tumba.

Kellan se ha puesto muy serio con mi pregunta, no tiene ni idea de lo que le voy a contar, quiero que olvide todo lo que me ha contado esta noche.

Quiero quitarle parte de esa pena con la que carga desde hace tantos años.

Necesito traerlo de vuelta, sé que sus pensamientos aún siguen en esa conversación, y veo tristeza en sus ojos.

—Cuando conocí a mi jefe, pensé que era un engreído, un rico mimado y malcriado.

—¿Ah si?, me puedes dar más detalles, conmigo tus secretos están a salvo.

Su estado ha cambiado, ahora me mira y puedo ver qué en sus ojos saltan las chispas por la curiosidad que le he creado.

—Resulta qué el primer día que lo conocí me pidió que le llevara el desayuno, ¿y sabes una cosa?, es un malcriado y también un controlador.

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora