Hemos terminado de cenar y seguimos esperando por la visita de sus hermanos.
—Tengo que llamar a mi hermana, ¿te importa en lo que esperamos por tus hermanos? —le pregunto, conoce perfectamente lo preocupada que estoy.
—No tienes que pedirme permiso —me contesta sonriendo.
—Lo sé, solo quiero saber cómo se encuentra.
—Puedes ir a la terraza si quieres tener un poco de privacidad —me aconseja.
—Gracias, eres... increíble.
—Tú también lo eres nena, no lo olvides nunca.
—¿Estás viva? —contesta mi hermana al otro lado de la línea.
—Hola, si, sigo viva. ¿Cómo va todo?
—¡Ah no, no me vengas con tus preguntas, no disimules que nos conocemos! Cuéntame todo los detalles de tu noche salvaje y llena de lujuria —me advierte ésta.
—¿Te he dicho alguna vez qué eres peor que una verruga en la cara? —le pregunto entre bromas.
—Por supuesto que lo has hecho, pero no voy a olvidar que mi hermana se acostó con su jefe el buenorro, así que venga, menos parloteo y cuenta. ¿Es caliente y ardiente? —insiste ella.
—No puedo contarte mucho, sigo aquí, con él, en su habitación —confieso casi en un susurro.
—¿De verdad pandita? Pues si que vas a tener que contarme bastante si no habéis salido de esa habitación —puntualiza como un recordatorio.
—¿Y Alma?, ¿cómo está?
—Vale, lo pillo, no puedes hablar porque estás con él. Ella está aquí, ¿quieres qué te la pase?
—Si, hace días que no hablo con ella.
—Hola bruji, ¿cómo sigues? —pregunta Alma demasiado seria.
—Bien, ¿cómo va todo por ahí?
—Si te refieres a si me he enterado de algo, no ha sido así. Todo es tan extraño, hace días que Mack no pasa por el local, le he preguntado a Donovan por él, pero no suelta prenda. Ana me ha dicho que has pasado página y me alegro por ti, pero sabes lo que pienso sobre eso.
—Ahora no, no puedo hablar, también sabes lo que te dije, y sigo pensando lo mismo. Me alegro mucho de hablar con vosotras, pero tengo que dejaros, un besito grande para las dos.
—Sorcha... sé que es difícil fingir, y sé qué no eres tonta, pero ten cuidado, ¿vale? Te quiero bruji.
Una ráfaga de viento helado llega a la terraza.
Delante de mi ha aparecido como por arte de magia un hombre magnífico, es increíblemente guapo.
Sus ojos son igual de grises que los de Kellan, también es alto como él, pero es rubio.
—¡Hola preciosa, tú debes de ser Sorcha! —me dice dándome un gran abrazo.
Me quedo mirándolo como las tontas, es verdaderamente hermoso.
—Si, ¿y tú eres?
—Soy Wings, Kellan me habló de ti, pero como siempre se ha guardado algunos detalles para él, eres preciosa. Típico de mi hermano, ¿está dentro? —señala hacia la sala.
—Si, te acompaño.
Veo como se abrazan, su parecido es asombroso.
Uno es rubio y el otro es moreno, tengo ante mi a la noche y al día.
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Entre Luces y Tinieblas
FantasyLa vida de las hermanas Ryan toman un giro drástico luego de que su único familiar vivo fallece, tomando así la decisión de comenzar de cero acompañadas de su última esperanza. Emprenden un viaje hacia Londres para vivir con Alma, la cual es amiga d...