Capítulo 23

124 18 92
                                    

Estoy un poco mareada, intento estabilizarme, pero es imposible, así que me agarro a Mack que sigue a mi lado.

—Hemos llegado, se te pasará en unos minutos —me aconseja él.

—¿Te encuentras bien? ¿Por qué habéis tardado tanto?

Es mi hermana la que me habla y me abraza muy fuerte.

—Ella está bien Ana, solo necesita sentarse, el viaje la ha mareado —afirma Declan, para tranquilizarla.

Miro a mi alrededor y veo a Donovan con Alma a su lado.

Sus caras son de preocupación, estamos en una especie de habitación con ventanales muy grandes, y llena de sillones.

—¿Dónde estamos? —pregunto extrañada.

Nadie habla, así que Mack contesta a mi pregunta.

—Estamos más allá del océano. Entre las fronteras de tu mundo, aquí es dónde termina el tuyo y empieza el mundo de las hadas. Éste es el reino del rey Oberón.

Mi mirada se dirige directamente hacia los ojos de mi hermana.

—Lo sé todo, Declan y Alma me lo han contado, no te preocupes, estoy bien.

Sus ojos me dicen que ha estado llorando, y me siento culpable por todo su sufrimiento.

—Lo siento, de verdad, no sabía como contártelo.

—No, no quiero que hagas eso, no tienes que sentirte culpable, no ha sido culpa tuya.

—¿Podéis dejarnos a solas? Necesito hablar con ella, solo serán unos minutos —pregunta mi hermana.

—Tómense el tiempo que necesiten, tengo que reunirme con el rey Oberón, volveré dentro de un rato —señala Mack, sus ojos no han dejado de mirarme desde que hemos llegado.

—¿Es un locura, verdad? —pregunta mi hermana.

—Lo sé, estoy intentando digerir parte de ello.

—¿Sabes lo qué más me ha dolido?

Siento la tristeza de mi hermana en su voz y en sus ojos.

—¿Qué te lo haya ocultado? Lo siento, lo he hecho para protegerte. Pero no es así como me siento en estos momentos, me siento fatal por ti, no quería que te enteraras de esa manera.

—No, no ha sido eso, no lo sientas. Yo también habría hecho lo mismo por ti. Lo que más me ha dolido... es saber qué ellos no eran nuestros padres, no es como si me acordara de ellos. No tenemos recuerdos, nos dejaron muy pronto. Pero saber que ella no es parte de nosotras, o nosotras parte de ella. ¿No eran nuestros abuelos? —confiesa muy apenada.

—No, él que no llevemos su sangre no significa nada, sabes que nos querían mucho. No pienses en eso, ellos nos dieron todo su amor, fuimos parte de sus vidas y ellos de las nuestras.

—¿Cómo nos ha pasado todo esto?, hemos venido a vivir una nueva vida y... ¡Oh Dios!, estoy en estado de shock.

—Te entiendo perfectamente, he sentido lo mismo que tú y he tenido mucho miedo, no te lo puedes ni imaginar. Pero estás aquí, estamos a salvo con Alma. Encontraremos todas las respuestas sobre nosotras, empezaremos desde cero.

—¡Estamos en el reino de las hadas! ¿Te lo imaginas? ¡Es de locos!, no sabía que existían todas esas leyendas sobre seres sobrenaturales, imagínate mi cara cuando me lo han contado. ¿Somos seres de luz?, ¿qué seres son esos? ¡No puedo creer que nuestra madre sea una diosa!

—¿Puedo pasar? —pregunta Alma desde la puerta.

—Claro, no tienes que preguntarlo, tú también eres parte de nosotras —contesto agarrando sus manos.

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora