Capítulo 33

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—¡Bienvenidas!, siento que os hayáis tropezado con mi anterior visita, poneos cómodas, en seguida estoy con vosotras.

"¡Vaya!, estoy sin palabras, no tiene para nada pinta de vampiresa", me digo mentalmente.

Es extremadamente guapa y muy joven, su melena brilla, es lisa y roja como el mismo fuego.

Lleva un vestido demasiado antiguo para la época en la que estamos, pero le queda perfecto, marca cada curva de su cuerpo.

Es negro y largo, lleva muchos botones a la altura de su pecho, me recuerdan a las chaquetas de los marines cuando van vestidos de gala.

Sus ojos tienen el mismo color que esos botones, son igual de plateados.

—Gracias por recibirnos Annis, ella es la diosa Sorcha, hija de la diosa Ainé —declara Clara.

—Sé perfectamente quien es. ¿Has venido por tus pesadillas, o porque quieres saber quién es realmente tu padre? —pregunta con su mirada plateada, —puedo ayudarte con las dos cosas, pero antes, déjame decirte que no necesitas saber que sigues en peligro —me advierte sin ningún tipo de rodeos.

—No son pesadillas lo que tienes, es muy real lo que estás sintiendo. Estás sufriendo mucho Sorcha, ella hace que revivas tus peores miedos —continúa, su mirada me traspasa, algo en mi interior se ha roto con su melodiosa voz .

—¿Cómo lo sabes?, si no son pesadillas, ¿qué es lo que son? —le pregunto un poco a la defensiva.

"¿Cómo es capaz de sentir lo que vivo en mi sueños?", me digo mentalmente.

—Sé por lo que has pasado, esa oscuridad te acecha y te asusta, pero no le temas, no eres humana. Los humanos temen, tienen miedo porque son egoístas, hipócritas, y puedo verlo en sus ojos, cosa que en los tuyos no, como ya te he dicho. Tienes que dejar esa parte de humanidad lejos de ti, hazte a la idea de que no perteneces a ellos. Será lo mejor, acepta lo que eres. Él nunca haría daño a su propia hija, eres parte de su mundo, eres parte de las tinieblas —revela sin ningún tipo de sorpresa en su cara.

Sus palabras me dejan sin aliento, conoce a la oscuridad, sabe que está aquí, ella también la siente como yo.

—¿Es mi padre lo que siento dentro de mi? ¿Cómo puede hacer eso?

—Siento todo lo que hay dentro de ti, y si, es tu padre quien te protege, nunca ha dejado de hacerlo, eres parte de él, como él lo es de ti. Tu poder es más fuerte que ninguno, pero... escúchame atentamente. Tu padre es quien podría ayudarte. ¿Por qué no has acudido a él? —pregunta con sus ojos entre cerrados.

—No he venido para eso, no estoy interesada en conocerlo. Él es igual de mal padre que ella, nos abandonó, no voy a acudir a ellos, háblame de mis pesadillas —me pongo a la defensiva, no he venido para hablar de mi vida y menos de esos dioses.

—Morgana no puede atraparte, te has hecho más fuerte desde la última vez que te capturó. Y por eso ella lo hace mediante tu mente, lo hace cuando duermes, es ahí cuando bajas la guardia. Los dioses tienen el poder de meterte en su mundo cuando creemos que solo soñamos. Pueden hacer que veas la realidad, y creer que es un simple sueño. Es real lo que estás viendo, todo lo que sientes, es igual de real que esta misma conversación.

—Espera... ¿Quieres decir qué si tiene a alguien encadenado?, ¿realmente ha capturado a una persona? —le declaro con temor.

—No puedo saber qué es lo que ves, pero si es eso, si, tiene a alguien y quiere que vayas a su mundo —confiesa ella sin apartar su mirada de mi.

—Pero Feet no está con ella. ¡Oh Dios!, tenemos que irnos Clara —la miro con pánico en mis ojos.

—No, tranquila, no es a Feet a quien tiene retenido —me advierte Clara.

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora