Capítulo 27

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Ya no estoy en el reino de Oberón, sé perfectamente dónde me encuentro porque vuelvo a ver a la oscuridad. Pero ahora las cosas han cambiado, la puedo sentir dentro de mi.

Este sitio sigue siendo igual de siniestro, los árboles siguen igual de muertos.

También veo a todas esas almas en pena, todo es más claro, mi visión ahora es mejor en la oscuridad.

Intento hacer el menor ruido, no quiero llamar la atención de Morgana, ésta vez quiero sorprenderla.

Miro todo lo que me rodea, busco a Kellan, pero no está dónde lo vi por última vez. —¿Dónde estás?—.

Sigo caminando, y a lo lejos puedo distinguir como hay una especie de casa construida con piedras.

"¿Qué coño es eso?, ¿un montículo?, Morgana no se ha actualizado", me digo asombrada al ver cómo es su hogar.

Ni siquiera creo que sepa que la edad de piedra ya no existe.

Sigo llamando a Kellan con mi mente, intento que me sienta como él hizo conmigo.

—¿Puedes sentirme?, ¿dónde estás?, dime algo, hazme una señal.

—¿Sorcha?

Casi puedo oírlo, mi corazón ha empezado a latir a mil por hora.

Su voz suena lejos, percibo como si ya no le quedara aliento.

—Estoy aquí, he venido a llevarte a casa, cariño, he venido a por ti.

No vuelvo a oír su voz, pero si puedo sentirlo mejor, percibo que está en ese montículo.

¿Qué coño es eso? ¡Joder, joder, joder! Eso es una montaña y no tengo manera de ver lo que hay dentro.

Piensa Sorcha, piensa... intuyo que él está ahí dentro, cada vez lo siento más cerca.

Estoy buscando la puerta, pero aquí no hay ni una jodida ventana.

Cierro mis ojos y me concentro.

Tienes que ser un iceberg Sorcha, ella es una tramposa y una buena hechicera, recuerdo las palabras del rey Oberón.

Voy buscando todos los hechizos que hay alrededor de este montículo, y uno a uno los voy destruyendo.

Después de un largo rato encuentro la maldita entrada, no sé cuánto tiempo llevo aquí, tengo que ser rápida. Oberón dijo que podría quedarme aquí atrapada si no me daba prisa, y eso me aterra.

Antes de atravesarla, veo otro de sus trucos baratos, bien por ti Morgana, pero yo ahora soy más lista que tú.

Entro y miro a mi alrededor, todo es tan viejo y aparatoso, que no sé hacia dónde mirar.

Lo que hay aquí dentro está sucio, y huele muy mal.

¡Demonios, esta mujer no ha conocido en milenios lo qué es la limpieza!

No veo a Kellan por ningún lado, pero sé que se encuentra aquí, porque lo siento muy cerca.

Algo en el suelo llama mi atención, he pisado una cosa dura y metálica, me agacho y veo lo que es.

Levanto muy despacio la puerta que está debajo de mis pies, espero a que mis ojos se adapten a la oscuridad que hay dentro.

—Sorcha.

—¡Dios mío, Kellan!— salto muy alarmada dentro del agujero dónde he escuchado su voz, es la voz de él.

Me abrazo lo más fuerte que puedo  —te tengo cariño, nos vamos a casa— le digo, para que sepa que ya estoy aquí, a su lado.

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora