Capítulo 39

116 12 53
                                    

—¿Qué ha pasado, Wings?, ¿dónde están Sorcha y Ana? —pregunta el rey Oberón desesperado.

—Ana está bien, la he llevado a Escocia. Estaba cansada, ha perdido a Declan. Morgana lo ha matado, y ella... ella no pudo controlar su poder. Sorcha sigue en la oscuridad, está con Feet —contesta éste cansado, llevando sus manos a la cara y cubriéndosela con ellas.

—¿Qué ha pasado con Morgana?, ¿por qué Sorcha sigue en la oscuridad? —insiste éste sin entender a Wings.

—Está esperando su castigo, Ana hirió a Morgana —le advierte con su fría mirada.

—¿Pero qué mierdas ha pasado? —pregunta el rey atónito.

—Sorcha dijo al dios Dagda que ella fue la que lo hizo. Cuando llegó Lugh y Dagda, Morgana yacía en el suelo con Ainé a su lado. Sorcha fue en busca del alma de Morgana, la trajo de vuelta, pero ya estaban ellos allí —admite, con amargura clavando sus codos en las rodillas.

—No lo entiendo, ¿entonces no la han castigado?, ¿si trajo el alma de Morgana, por qué sigue Sorcha en la oscuridad? ¡Sabes lo que pasa si sigue más tiempo allí, se quedará atrapada! —le advierte, dando pasos de un lado a otro.

—Eso no sucederá, Sorcha será castigada, pero por el dios Elatha. Ainé ha decidido quedarse en la oscuridad, ha renunciado a la luz, a su condición de diosa en la luz. Iban a castigarla por romper las normas, por tener hijos con la oscuridad. Y por eso ha decidido quedarse con Elatha —contesta bastante cansado, no puede quitarse la imagen de Ana de la cabeza.

—¡No quiero ni imaginar como se sentirá el dios Dagda, Ainé ha traicionado a su clan eligiendo a la oscuridad! ¿Por qué ha cometido semejante locura? —expresa con disgusto en su voz.

—¿Porque hizo lo mismo que él?, sabes a lo que me refiero. No elegimos de quién nos enamoramos, Oberón. Conoces la historia igual que yo, su marido la violó y casi acaba con su vida. ¡Ningún dios fue capaz de meterse, nadie la defendió y todos lo vimos!

—Lo sé, su padre ni siquiera la ayudó, la condenó como ese mal nacido. La desterró durante muchos años por ella defenderse y haberlo matado. ¿Pero dónde?, ¿cómo conoció a Elatha si él estaba en las profundidades del océano? —añade, casi para si mismo.

Los dos se miran directamente a los ojos, están pensando lo mismo.

—Ainé estaba mal herida cuando fue arrojada por el acantilado, apenas le quedaba vida cuando su padre le clavó la espada. Ella cayó al agua, ahí, en ese justo momento la tuvo que encontrar el dios Elatha —concreta Wings mirando hacia Oberón.

—Ahora van encajando las piezas del puzle, Elatha la salvó de la muerte. Él fue quién la ayudó, por eso nadie encontró su cuerpo. Cuando el dios Dagda fue traicionado por el padre de Ainé, también lo desterró a la isla de Ávalon —admite Oberón, con sus ojos fríos como el mismo metal.

Pero tanto Oberón como Wings, saben que los dioses son crueles cuando se rompen las reglas, sobre todo las del dios supremo.

Ana casi ha acabado con la vida de Morgana, y es que a nadie se le ocurriría decirlo o hacerlo.

No se atreven a cometer un error como ese.

Saben que aunque ella sea una perra y no tenga piedad, es su hija.

Y por eso mismo la condenó a las tinieblas, para que no tuviera problemas en su reino por la maldad que corría por sus venas.

Él creó esa ley porque tuvo a sus tres hijas con una diosa de la oscuridad, de ese romance no salió nada bueno, ya que ninguna de ellas tenía luz en su interior.

Entre Luces y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora