Recuerdos perdidos...

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Mientras Wang Hua sorprendía a más de uno en las pruebas de la guardia Amapola, en el palacio imperial, las cosas no estaban del todo tranquilas.

"¡Alguien avise al emperador, el príncipe heredero ha despertado!"

"¡Traigan agua fría a la habitación del príncipe heredero!"

"¡El médico Sing ya ha salido!"

Decenas de sirvientes, entre ellos guardias y enucos, corrían de un lado a otro, parecían estar muy preocupados.

Del aposento del príncipe heredero, un anciano con una larga barba blanca salió sosteniendo un cuenco de medicina.

"Médico Sing, ¿Cómo está su Alteza?" Preguntó un apuesto hombre vestido con un llamativo traje rojo de mayordomo.

"Mayordomo Bao, su Alteza, el príncipe heredero, se ha negado a consumir el medicamento, dice que por el momento no quiere ver a nadie..." Dijo el doctor Sing mientras suspiraba.

"El emperador también está muy preocupado... Aún no logro explicarme el motivo por el cual el príncipe heredero colapsó está mañana" Dijo el mayordomo Bao.

"Bueno, sea cual sea el motivo, el príncipe heredero no quiere decir nada, será mejor no molestarlo, ahora tenemos que hacerle un informe al emperador" El doctor Sing le pasó el cuenco con medicina a una sirvienta y comenzó a caminar por el pasillo.

El mayordomo Bao frunció un poco el ceño, le dió una última mirada a la habitación del príncipe heredero antes de seguirle el paso al médico imperial.

.......

Dentro de una lujosa habitación cuyas paredes eran adornadas por un sin fin de cuadros y pinturas, un apuesto joven de cabello castaño se sentó en la gran cama mientras cerraba con fuerza los ojos, parecía tratar de recordar algo, pero sin importar cuanto esfuerzo pusiera, sus pensamientos aún estaban borrosos.

"... Hua'er..."

Esa voz era increíblemente triste y melancolía, pero aún tenía un rastro de dulzura y calidez...

Nangong Yilan levantó la cabeza y observó inexpresivamente el techo de su habitación. Se quedó así por un largo tiempo, antes de levantarse y caminar hacia un armario cercano.

Nangong Yilan movió un poco los muebles cerca del armario y sacó una bella caja hecha de jade blanco. El la superficie de la caja, innumerables trazos de tinta aparecían aquí y allá, formando hermosas figuras.

Nangong Yilan se sentó en el suelo, su largo cabello castaño se deslizó graciosamente por su espalda hasta caer en el piso. Lentamente levantó la mano y abrió la caja de jade.

En su interior, una suave luz plateada envolvió a un bello brazalete en forma de dragón. Pequeñas escamas de plata recorrían el largo cuerpo del dragón, y en su cabeza, un par de diminutos rubíes fueron puestos para resaltar el color de sus ojos.

Este brazalete fue un objeto que Nangong Yilan encontró cuando era niño, en el patio de su madre, la emperatriz.

Le pareció que el brazalete era muy bonito, así que le preguntó a su madre si podía conservarlo y ella dijo que sí.

Al principio, le pareció que era una joya interesante, pero con el paso de los años fue perdiendo el interés. Él era el príncipe heredero, tenía a su disposición una gran cantidad de joyas y objetos valiosos, que la gente normal solo podía soñar con tener. Pero, un día, la hija del primer ministro, Ning Luo Feng, se enamoró del brazalete plateado y trató de pedirle que se lo regalara. En ese momento, Nangong Yilan no tenía interés en el brazalete, pero por alguna inexplicable razón, algo dentro de él se negó a soltar la joya.

Nangong Yilan aún no lograba explicarse el motivo de su comportamiento, tampoco sabía el por qué se sentía tan unido a este extraño brazalete que encontró por mera casualidad.

Dentro de su habitación, Nangong Yilan aún seguía sentado en suelo, recordando los hechos que sucedieron el día en el que encontró el brazalete de dragón.

De repente, los hermosos ojos verdes de Nangong Yilan se abrieron de par en par. Frenéticamente sacó el brazalete de la caja y lo observó con cuidado.

"... Ling... Hu...a..."

Aunque los personajes estaban un poco borrosos, aún logró leer la escritura que se encontraba escondida en la parte interior del brazalete.

Si, ahora lo recordaba, fue por este nombre que decidió conservar el brazalete el día que lo encontró en el patio de su madre.

Pero... Aunque el nombre Ling Hua debería ser desconocido para él... ¿Por qué le sonaba tan familiar?

Mientras pensaba, recordó lo que le sucedió está mañana.

Hace algunas horas, él fue convocado a una reunión con su padre imperial para terminar algunos de los preparativos para la competición de los campos celestiales. Se tardó aproximadamente dos cuartos de hora hasta por fin despedirse y volver a sus aposentos.

Pero no esperaba que una horrible punzada de dolor azotara sin piedad su cabeza camino a su habitación.

La sensación que sintió en ese momento, era lo mismo que ser comido por un millón de hormigas infernales. Pero fue en ese mismo instante, cuando de repente vió la imagen de un lindo niño pequeño en su mente. El niño tenía el cabello negro y profundos ojos oscuros, vestía una extraña ropa que nunca antes había visto y parecía tener la mirada perdida. Pero de pronto, el pequeño se movió hacia su dirección, extendió sus pequeños brazos y con una voz dulce, lo llamó.

"¡Hermano mayor Wang Rui!"

Después de eso, todo se volvió negro...

Para cuando Nangong Yilan recobrara la conciencia, ya estaba recostado en su cama siendo atendido por el médico imperial, el doctor Sing.

El mismo Nangong Yilan creía que las primeras palabras que salieran de su boca fuesen: 'Doctor, ¿Qué fue lo que me pasó?'

Pero no...

Sus primeras palabras fueron: ... '¿Dónde está Hua'er?'

Pero, ¿Quién era Hua'er? ¿Se conocían? ¿Por qué él sabía el nombre de alguien al que nunca conoció? ¿Cuál fue su relación con esa persona?

Entre más preguntas se hacía, más le dolía la cabeza. Incluso llegó a pensar que se estaba volviendo loco.

Y ahora está aquí, sentado en el suelo de su habitación como un idiota sin saber qué hacer. Lo único que se le ocurrió después de pronunciar el nombre de 'Hua'er' fue encerrarse y buscar el brazalete de dragón. Y, efectivamente, el nombre 'Ling Hua' estaba grabado en el brazalete, ¿Tal vez es una coincidencia?

La cabeza de Nangong Yilan estaba cada vez más confusa. Olvidó su título como un honorable príncipe y se recostó en el suelo mientras se cubría el rostro con las manos.

En su mente, la dulce sonrisa de aquel pequeño volvió a aparecer.

Ese niño, al que no recordaba haber visto alguna vez, lo llamó 'Hermano mayor Wang Rui' haciendo que su corazón se apretara, y un intoxicante sentimientos agridulce se grabó en lo más profundo de su ser.

"... Creo que me estoy volviendo loco, ¿Por qué me siento tan lento?..."

Claro que de lo que Nangong Yilan no se dió cuenta, fue que mientras él estaba sumido en sus pensamientos, los ojos escarlata del dragón plateado en el brazalete, brillaron con una luz misteriosa y siniestra.

Belleza inmortal: Rey De Los AsesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora