- capítulo 5 -

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Narra Julia

Ya estaba todo el mundo durmiendo, menos Carlos, llevaba sin verlo horas, así que fui a buscarle.

Lo primero que pensé fue que estaría en la terraza, pero no, ni en el salón, ni la cocina, ni las salas de ensayos...

Me estaba poniendo de los nervios.

Fui a las duchas, era el único sitio donde no había mirado.

Y ahí, sentado en el suelo, llorando, lo encontré.

Al verme, se secó las lágrimas rápidamente y fingió una sonrisa.

-¿Qué haces despierta? Deberías dormir, que hay que madrugar y ayer no dormimos casi.- me dijo sonriendome, pero yo sabía que la sonrisa era falsa.

-No te preocupes por mí, ¿qué te pasa, estás bien?- dije mientras me ponía a su altura.

-Si si, ve a la habitación, yo ahora iré.

-¿Seguro?- le pregunté, insegura.

-Claro, estoy bien.- me respondió acariciándome la mejilla.

Me levanté y me fui, pero nada más salir oí su llanto otra vez, así que entré de nuevo.

No se enteró de que seguía ahí, lloraba desconsoladamente, se veía tan indefenso...

Verlo así me producía una angustia superior a mí, no sabía qué hacer, me dolía que estuviera así.

Me acerqué y le abracé, el abrazo más sincero que pude darle.

Él me rodeó con sus brazos y siguió llorando, pero poco a poco se calmó.

Nos separamos un poco, lo suficiente para vernos las caras. Se notaba que estaba mucho más calmado, lo que me reconfortó.

Aunque seguía respirando entrecortadamente.

No me di cuenta hasta ese momento, de que yo respiraba igual, y caí en la cuenta de lo cerca que estábamos.

Nuestros labios prácticamente se rozaban, y yo necesitaba muchísima fuerza de voluntad para no acortar toda la distancia entre ellos.

Miró mis labios, miré los suyos, él se mordió el labio, yo hice lo mismo, y forjamos un pacto silencioso, en el que, debido a las circunstancias, el beso lo recibí en la mejilla.

Y me di cuenta de que me dolía más de lo que creía no poder besarle.

Y pensé que él me entendía, que se sentía igual, aunque no tenía ni idea de esto último.

Por su mejilla pude ver una última lágrima silenciosa, y pude comprobar que por la mía también surcaba una, exactamente igual.

Dos lágrimas que luchaban por juntarse, pero no encontraban el camino.

Saliendo de ese bucle, porque sino nos consumiría, nos levantamos y fuimos hacia la habitación, en silencio.

Una vez en la puerta, frenamos.

-Buenas noches.- dijimos al unísono, casi sin voz.

Le vi irse a su cama, y no sé por qué, pero le agarré del brazo.

-¿Duermes conmigo?- le pregunté, y él, sin darme una respuesta, me cogió de la mano y me llevó a su cama.

Una vez ahí, nos tapamos con la sábana, aunque realmente no teníamos frío. Yo me puse de espaldas y él me abrazó por la cintura.

Y por fin, nos dormimos.

En paz.

*Buah, no sabéis lo que me costó de escribir este capítulo.

Pero bueno, ya está aquí, espero que os guste 🖤

Pídeme Más -julright-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora