- epílogo 2 -

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Abril del 2022
Narra Carlos

-¿Estás segura?- le pregunté a mi novia una vez la casera se hubo ido de la casa rural que habíamos alquilado los dieciséis para pasar las Pascuas.

-Que sí, no seas pesado. Además, ahora ya no nos podemos echar atrás, ya estamos aquí.- contestó ella, rodando los ojos.

Nota mental: no es buena idea llevarle la contraria con qué puede y no puede hacer.

-Sabes que lo digo por tí.- dije, suspirando.

-Pero no me va a pasar nada, además, es un buen momento para darles la noticia.

Me giré hacia ella, sorprendido.

-¿Qué pasa?- preguntó, frunciendo el ceño ante mi gesto.

Yo le abracé.

-Sólo que te quiero mucho.

-No te me pongas ñoño ahora, que en teoría estoy molesta contigo.- dijo cruzándose de brazos.

-No creo que el peque quiera que sus papis estén enfadados.

-Pero no me pongas esa vocecita de bebé, jolín Carlos...- dijo antes de corresponder mi abrazo.

De repente empezaron a tocar al timbre, también se oía de fondo a Marta cantar el "lololololololo" de "Seven Nation Army"

Julia fue directa a abrir la puerta, encontrándose con muchos de nuestros compañeros.

El día transcurrió con normalidad, montamos bastante escándalo, como siempre que estábamos juntos, pero no se descontroló mucho la situación.

Fue agradable ver que al día siguiente tampoco.

O eso parecía, porque fue caer la segunda noche allí, y todo era un circo.

María, a sus ya treinta años y medio, era la que peor iba.

Marilia también iba mal, pero eso entraba dentro de lo normal.

Lo que no era tan normal era lo borracho que iba Dave. Si de normal él va haciendo chistes todo el rato, ahora era imparable, diciendo todo lo que se le pasaba por la cabeza.

-Carlos.- oí que me llamaba Julia.

En ese momento me di cuenta de la cantidad de aire que estaba conteniendo, y suspiré, tranquilizándome un poco.

Aunque cuando le vi la cara me tensé de nuevo.

-¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?- pregunté, preocupado.

-Estoy muy cansada, me sabe mal pero... tenías razón.- admitió, suspirando.

-Ey, no pasa nada, sube a dormir, no tienes por qué estar aquí.

-Ya pero... Hemos venido aquí para estar todos juntos, como siempre, deberíamos de pasárnoslo bien todos, pero yo no puedo seguir al resto, y me siento mal.- dijo, con lágrimas en los ojos.

-Juls... Ven aquí.- dije, abriendo los brazos para darle un abrazo, en el que ella escondió su cabeza en mi cuello.- vamos a dormir, no te preocupes.

-Pero, ¿qué pasa con el resto?- preguntó.

-No les va a pasar nada, esto es como siempre, dentro de un rato se cansarán, y mañana algunos tendrán una resaca increíble, pero nada del otro mundo.- respondí, acariciando su mejilla.

-Está bien.

Como vi que no se movía, la cogí y la llevé escaleras arriba, donde teníamos una habitación con un montón de camas, literas, camas dobles... La idea era que fuera lo más parecido a la academia posible.

Pídeme Más -julright-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora