Y tras saber que la blanca
Luna esperaba su beso,
esperé sentado, quieto,
esperé sin querer al alba.Y tras saber que la oscura
golondrina sintió miedo
del amor, respiré, puesto
que Luna, falsa, perdura.Alas abiertas, eternas
a ojos del que no ama,
rotas ante los que sufren.Alas abiertas, sangrientas,
por romper el dulce alba,
por correr tras los que huyen.