Juguemos a romper estrellas, a extinguir su fuego, a volverlas frías nubes de gas azul. Juguemos a sentirnos bien, a arañar nuestras espaldas cuando nos entrelacemos y a llegar juntos a un orgasmo con cada beso que nos demos; intentemos callarle la boca al mundo e interferir en los planes del universo, cambiándolos, reescribiendo un futuro juntos, felices los dos solos. Amémosnos, que no nos importe nada, que para odiar ya están otros.
Aquellos que no saben amar.