Hoy llevan las rosas por hábito el luto. Visten de negro, se desahogan soltando sus pétalos al aire, ven como se deshidratan de tanto llorar. Las flores decidieron marchitarse todas a la vez, prefirieron acabar con todo a esperar algo mejor; los frutos consumieron sus propias semillas como una vela devora su cera, aún sabiendo que cuando está se acabe, morirá con ella. Hoy hemos asistido al funeral del agua, la cual estancada y pútrida reposa en un ataúd de cristal como una figura divina, llenando con su hedor, como si de su propia naturaleza se tratase, el resto de cosas bonitas. ¿Por qué será que al apagarse el Sol nos negamos a ver las estrellas?