Me están devorando, lentamente. Las noto, mordiendo mis entrañas y disfrutando del sabor de mi carne con paciencia, gozándolo, como si por comer un placer inimaginable recorriese sus cuerpos y las hiciera llegar a un profundo orgasmo, y solo quieren seguir alimentándose, provocarme dolor, obligarme a seguir a tu lado. Fue tu beso el que me infectó con ellas, y como su madre, se alteran con tu presencia, te anhelan, quieren oír tu voz, beber tu saliva, acariciar tu cuerpo con sus alas a través de mi piel, pero tú no las dejas. No quieres verme así, e intentas alejarte, pero no puedes, por alguna razón me quieres, y yo me estoy volviendo loco.
Dime, cariño:
¿Si tan bella es la sensación de tener mariposas en el estómago, por qué a mí parece tener un amargo y pútrido avispero?Yo me enamoré de ti, tú no hiciste nada, solo apareciste por la puerta del pub, con tus gafas, tu sonrisa y tu barba.