Capítulo 20

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Roberta
Matías: ¿Qué tal estuvo la fiesta?...

Lupe: pues bien, ya sabes… alcohol, música y borrachos… ¿Y tú qué tal con Fran?- preguntó mientras caminábamos por el pasillo.

Matías: todo perfecto, salimos a cenar y después fuimos a bailar, fue genial…- me miró- ¿Y tú Robertita? No has dicho nada belleza.

Roberta: perdón… estoy algo cansada, tengo muchísima tarea y apenas pude dormir anoche.

Matías: si, el maldito proyecto me tiene a tope…

Lupe: cuánto me alegro de haber cursado esa materia en línea…
Roberta: dichosa tu…

Entramos a la cafetería y después de comprar el desayuno nos sentamos en una de las mesas del fondo.

El alboroto que provenía de una de las esquinas de lugar nos llamó la atención, cuando volteé pude ver que varios chicos del equipo de fútbol jugaban y bromeando entre ellos, todos estaban sentados alrededor de una enorme mesa de la cafetería, junto a ellos habían algunas chicas que por su rostro era obvio que no entendían en chiste pero aún así reían solo para estar incluidas con ellos, algunas de ellas eran novias de los chicos que tenían a lado; la típica porristas tonta que hace lo que sea para ser novia de un jugador del equipo.

Los observaba a todos hasta que entre ellos me topé con un par de ojos castaños que me miraban fijamente, me centré en ellos y de inmediato el rostro de Diego apareció en la multitud de la mesa.

Estaba sentado casi en el medio, como si fuera el más importante de todos, aunque eso es cierto, Diego es el capitán del equipo de fútbol y por ende uno de los más importantes del equipo; junto a él estaba Giovanni hablando con otros chicos y bromeando sobre algo que seguramente no tenía importancia.

Miré a Diego fijamente así como él lo hacía conmigo y en un segundo sonrió de lado y se levantó de la mesa haciendo que la mayoría de ellos le pusiera atención a sus movimientos.

Caminó con paso decidido hacia nuestra mesa robando las miradas de algunas chicas que se cruzaron en su camino, algunas incluso lo saludaron con una sonrisa pero él las evadió como si fueran de lava y continuó hasta llegar frente a nosotros.

Matías y Lupe interrumpieron su conversación y lo miraron por unos segundos para después desplazar sus ojos hacia mí y regresar de nuevo con él. Era obvio que ninguno de mis amigos sabía que decir y sólo podían expresar su confusión a través de la mirada.

Diego: hola mi amorcito bello... - besó mi nariz- ¿Cómo estás?- sonrió tiernamente y tomó mis mejillas para besar mis labios.

Se sentó junto a mí tan cerca como la silla lo permitía y pasó un brazo por mis hombros para acercarme aún más a él.

Roberta: ¿Qué haces?... Ellos saben lo del teatro, no tienes que actuar- susurré en su oído.

Diego: lo sé… pero el resto de la cafetería no lo sabe así qué… ni modo.

Lo miré fijamente mientras él sonreía victorioso mirando a Matías, de pronto sus ojos se centraron detrás de mi amigo y pude ver cómo su mirada cambiaba de orgullo a completo deleite y su sonrisa se ampliaba aún más, seguí el curso de sus ojos y justo en la entrada me encontré con Iñaki, mirándonos fijamente como si tuviera un combate mudo con Diego.

Roberta:  basta Diego...- él me miró.

Diego: ¿ese tipo no se cansa de mirarte?- dijo sin despegar los ojos de Iñaki.

Roberta: no lo sé… y no me importa, para eso es éste teatro ¿No?... - él asintió y después volteó a verme con una encantadora sonrisa en los labios, el brazo que tenía sobre mis hombros cayó hasta mi cintura provocando que mi espalda se enderezara y así estar mucho más cerca a su rostro, subió la mano izquierda y sus dedos se deslizaron levemente sobre mi mejilla provocando una caricia casi imperceptible, acomodó un mechón detrás de mí oreja y sonrió, dos segundos después me di cuenta que yo también lo hacía, y es que estaba tan hipnotizada en sus ojos que apenas y me di cuenta que estaba sonriendo como boba.

Diego: vamos... - se levantó tomando mi mochila y dejándola sobre su hombro para después hacer lo mismo con la suya, con su mano libre tomó la mía y prácticamente me sacó de la cafetería en cuestión de segundos sin darme tiempo a protestar o cuestionar.

Caminamos por los pasillos obviamente atrayendo la mirada de algunos que aún estaban sorprendidos al vernos juntos, y no podía culparlos, desde el primer día hemos estado peleando o discutiendo a la vista de todos y de un día para otro somos la feliz pareja de novios.

Llegamos hasta el jardín antes de que me diera cuenta, estaba tan sumergida en mis pensamientos que no recuerdo el camino que tomamos para llegar aquí.

Él dejó las mochilas sobre el césped y se sentó halando mi mano para que hiciera lo mismo y me sentará junto a él bajó un enorme árbol.

Roberta: ¿qué hacemos aquí?

Diego: nada, somos novios y las parejitas suelen perderse juntos algunas veces… dijiste que Iñaki no nos creía así que tenemos que convencerlo.

Roberta: ¿Qué caso tiene si nadie nos ve?

Diego: eso crees tú…- se recostó sobre el césped apoyando su cabeza en la mochila- anda… relájate un poco, te hace mucha falta.

Hice una mueca y me acomodé junto a él recargando mi espalda en el árbol que había ahí.

Roberta: ¿Ahora qué hacemos?- lo miré y tenía los ojos cerrados cubriéndose con el brazo derecho.

Diego: nada… esperar.

Roberta: ¿Sólo eso?... Qué aburrido.

Diego: también podemos actuar como novios… ya sabes, besos, mimos y manitas calientes- me miró sonriendo.

Roberta: ni lo pienses…

Diego: que amargada..- se cubrió el rostro de nuevo.

Suspiré y busqué mi libro en la mochila, esto tardaría bastante y necesitaba distraerme un poco.


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Presentimiento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora