Diego
Apenas pude salí corriendo de ese lugar, no aguantaba más y necesitaba correr lejos de todo, lejos de mis impulsos, de mi necesidad de besarla, de tenerla cerca… necesitaba escapar de ella.Entré al departamento ignorando que ella me llamaba desde el pasillo, cruce la puerta sin si quiera voltear a verla, ella entró justo cuando la puerta estaba por cerrarse.
Roberta: ¡Diego!... te estoy hablando…- la ignoré y caminé hasta la cocina- ¡Diego!
Diego: ¿Qué Roberta?... ¿Qué es lo que quieres?- pregunté encarándola.
Roberta: ¿por qué te pones así?... estoy harta de tus caprichos Diego… ¿Qué fue lo que hice para que de la noche a la mañana me odiaras tanto? Heee...
No te odio… no sé cómo hacerlo, por más que lo intento no puedo odiarte escuincla, pero es que me aterra convertirte en mi todo y que un día simplemente desaparezcas, no podría soportar eso.
Diego: nada Roberta, no te tomes tanta importancia, para odiarte tengo que saber que estás ahí, pero eres tan simple que a veces hasta lo olvido- pude ver cómo una lágrima caía por su mejilla y un enorme nudo se formó en mi garganta.
Roberta: eres un idiota… ¿sabes qué? No voy a perder mi tiempo contigo patán, así como yo no valgo la pena para ti tu tampoco lo haces para mí, así que hazme el favor de no volver a dirigirme la palabra.
Diego: nada me daría más gusto pero por si lo olvidaste vivimos en el mismo departamento e ignorarnos sería casi imposible- ella suspiró profundamente y asintió.
Roberta: está bien, para mi desgracia no hay de otra… pero en la universidad para mí no existes ¿ok?
Diego: claro, para ti sólo existe Iñaki aaa claro y Matías… es sorprendente Roberta, no sé cómo le haces para estar con los dos ¿me explicas cómo se puede ser tan…?- mis palabras fueron interrumpidas por una fuerte y firme bofetada.
Roberta: tampoco voy a permitir que me faltes al respeto imbécil… yo no soy como las mujeres que acostumbras- dijo molesta y la miré fijamente.
Diego: te vas a arrepentir Robertita…- dije entre dientes.
Roberta: ¿qué vas a hacer?... ¿me vas a pegar?- dijo riendo- es lo único que te falta, poco hombre.
Diego: claro que no… jamás golpearía a una mujer- la miré de pies a cabeza- ni siquiera a ti.
Roberta: imbécil…- susurró.
Diego: no colmes mi paciencia Robertita porque tengo otras maneras de hacer que te arrepientas.
Roberta: ¿de verdad? Pues tú y tus castigos no me mueven ni una pestaña… idiota- dijo sonriendo y colocando las manos en su cintura.
Diego: ush no lo vuelvas a hacer muñequita…- dije y le guiñé el ojo.
Roberta: no me llames así…
Diego: te llamo como se me dé la gana porque yo puedo hacer lo que quiera y como quiera.
Roberta: en eso te equivocas, debes saber que yo no estoy a tu disposición.
Sonreí negando.
Diego: ay Robertita, Robertita…- le dí la espalda y tomé mi mochila- deberías decirle a cualquiera de tus noviecitos que te atiendan bien, porque ese genio no es más que el resultado de un mal… cuidado- dije sonriendo y caminé a mi habitación.
Escuché que ella bufó molesta y a través del reflejo a mi espalda pude ver cómo tomaba un cojín y me lo lanzaba muy molesta.
Me giré y la miré sorprendido, ella me miró con algo de coraje y miedo.
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Presentimiento ©
Fiksi PenggemarSe odiaban a morir pero en el momento en que tuvieron que compartir el mismo departamento las cosas comenzaron a cambiar. Diego y Roberta no estaban listos para lidiar con lo sentían y se negaban a aceptar que estaban profundamente enamorados el uno...