Capítulo 31

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Diego
Salí de la cocina y fui hasta su habitación, crucé el pasillo y cuando estaba a punto de abrir la puerta escuché algo que me dejó como en pausa.


Te he ocultado un gran secreto
No sé por dónde debería empezar
No sé cómo explicar que estoy enamorada de ti
De ti


Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro al escuchar la hermosa voz que provenía detrás de la puerta. A decir verdad ya sabía que Roberta escribía canciones, Mía me lo dijo, incluso una vez en casa logré escucharla a través de su ventana, supongo que ella no sabía que alguien estaba escuchando, pero la verdad fue lo mejor que he escuchado.

Abrí levemente la puerta y entonces la vi, parada frente al espejo de su habitación, en medio de la oscuridad, iluminada únicamente con la poca luz que entraba de la calle, llevaba los audífonos puestos y le daba la espalda a la puerta, por lo que no se dio cuenta de mi presencia.

Y presiento que llegas para darme la calma.
Que llegas en el justo momento
Y ese efecto me lo haces tú
Y hace tiempo que al verte siento que me desarmas
Que haces que cambiemos de rumbo
Hacia un encuentro donde estás tú

Ella no se merecía una declaración así, ella merecía lo mejor del mundo. A pesar de lo ruda que pueda parecer, en el fondo es absurdamente romántica, por ello necesitaba hacer esto de otra manera.

Cerré la puerta con cuidado y me dirigí hasta mi habitación.

Roberta
Cuando desperté por la mañana ya era un poco tarde, por lo que no me dio tiempo de desayunar y apenas salí de mi habitación corrí hasta el auto donde ya me esperaba Diego bastante impaciente.

Diego: es tardísimo, te llamé varias veces.

Roberta: lo sé, perdón... creo que mi alarma no funcionó.

Diego: más bien no existió alarma que puede despertarte, llamé a tu puerta varias veces y nada, comenzaba a preocuparme que no respiraras o algo así- dijo con una sonrisa.

Roberta: muy gracioso... para tu mala suerte sigo respirando, es sólo que supongo que estaba muy cansada como para escucharte.

Diego: si, fue un fin de semana complicado.

Roberta: con todo lo de Mía y eso, apenas pude descansar esta noche.

Diego: por cierto... hablando de Mía, supongo que debo decirte que a pesar de todo lo que hicimos ella nunca nos creyó.

Roberta: ¿qué? ¿Cómo sabes eso?- lo miré preocupada y un poco aliviada a la vez, no me gustaba la idea de mentirle a mi mejor amiga.

Diego: ella me lo dijo antes de irse... dijo algo como que sabía de actuación y nos descubrió desde el principio pero le gustaba vernos juntos.

Roberta: ¿se molestó?

Diego: no... supongo que la idea no le es tan despreciable.

Roberta: ¿Qué idea?- lo miré curiosa-.

Diego: pues que tú y yo estemos juntos, ya sabes como pareja.

Roberta: si, probablemente sea eso.

Diego: ¿a ti que te parecería?- lo miré nerviosa.

Roberta: ¿Qué tu y yo seamos pareja?- dije con el poco aliento que me quedaba, él me miró de reojo y después asintió- después de todo lo que me ha pasado he aprendido a no descartar ninguna posibilidad.

Presentimiento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora