Diego
En medio de la penumbra se escuchó a lo lejos lo que parecía ser un suspiro, me quedé inmóvil, incluso evitando respirar para comprobar lo que escuchaba.Cuando el extraño sonido volvió a hacerse presente decidí tratar de dormir de nuevo.
Estaba a punto de caer dormido cuando el sonido volvió a escucharse, trataba de convencerme de que era una alucinación mía, ¿quién demonios estaría suspirando a estas horas de la noche cuando ya todos duermen?
Me senté en la cama y sentí como Roberta se giró a mirarme. A pesar de la oscuridad, la claridad de la calle lograba iluminar su rostro.
Diego: ¿Escuchaste?...
Roberta: si, pensé que lo había alucinado... ¿Crees que sea... pues un fantasma o algo así?
Diego: ¿Cómo crees? Esas cosas no existen
Roberta: ¿Entonces?
Diego: no lo sé...- un gemido se escuchó y ambos nos miramos apenados- más bien creo que... que alguien está... pues poniéndole, teniendo acción pues.
Roberta: ¡Ay Diego!
Diego: no tiene nada de malo, las personas tienen necesidades...- ella me miró negando- debe ser algún vecino.
Roberta: eso se escucha muy cerca... más bien yo creo que cierta chica tiene un invitado.
Diego: ¿Quién?... ¿Crees que Sara? Ay no que vergüenza escucharlos...
Roberta: no...- me miró- más bien alguien... alguien que esté más cerca.
Diego: ¿La de a lado?... Tiene 60 años Roberta.
Roberta: no tonto... alguien en esta casa...
Diego: pero si sólo estamos tú y yo y...- la miré preocupado y ella asintió.
Roberta: y Mía.
Diego: no, no... no puede ser ella, fue a dormir primero que nosotros, yo cerré la puerta de la entrada y...
Roberta: no sé, de pronto nos quedamos dormidos y trajo a alguien.
Diego: ay no puede ser...- me levanté de la cama.
Roberta: ¿A dónde vas?- tomó mi mano.
Diego: ¿Cómo a dónde? A sacar a ese patán de mi casa, de mi cuarto y... ¡por Dios es mi cama!.
Roberta: shhhh cálmate, baja la voz... no puedes hacer eso ¿Te imaginas lo vergonzoso que será para Mía? O para ti... mejor quédate aquí y yo voy.
Diego: está bien, pero yo voy contigo...- ella rodó los ojos.
Roberta: pero que necio eres...- salió de la cama y caminó hasta la puerta.
Justo cuando estábamos a punto de salir de la habitación los gemidos se escucharon de nuevo, seguido de unos recurrentes golpes contra la pared.
Diego: espera... eso es abajo- dije sonriendo, por una extraña razón me sentía aliviado de que no se tratara de mi hermana.
Roberta: ¿Con Sara?
Diego: seguramente... no es Mía...
Roberta: ay si, que aliviado estás, hasta te cambió el semblante- dijo caminando de nuevo a la cama y entrando bajó las sábanas- tratemos de dormir de nuevo.
Diego: ¿Tú crees que vamos a poder dormir con ese escándalo?
Roberta: bueno, tenemos que intentarlo.
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Presentimiento ©
FanfictionSe odiaban a morir pero en el momento en que tuvieron que compartir el mismo departamento las cosas comenzaron a cambiar. Diego y Roberta no estaban listos para lidiar con lo sentían y se negaban a aceptar que estaban profundamente enamorados el uno...