Capítulo 32

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Diego
Roberta estaba frente a nosotros y por su expresión saltaba a la vista que estaba molesta, furiosa.

Roberta: la pregunta aquí es ¿Quién eres tú?- miró fijamente a Joana.

Johana: así que tú eres Roberta...- ella asintió- pues yo soy amiga de Diego- tomó mi mano.

Roberta: que extraño, mi novio nunca habló de ti- la rubia soltó una pequeña risa que detonó aún más la furia en los ojos de Roberta.

Johana: ay lo siento, pero es que me parece muy extraño que sean novios.

Diego: ¿Y eso porque?- solté la mano de la chica.

Johana: pues no sé... ella no es tu tipo de chica Diego- me susurró- ¿Es una broma cierto?- dijo burlándose.

Roberta tomó mi rostro y me dio un lento y profundo besó en los labios, tardé cerca de dos segundos en reaccionar y cuando al fin lo hice rodeé su cintura para acercarla aún más a mí.

Ella se separó repentinamente dejándome con ganas de más, ansiaba sus labios, sus besos, todo de ella

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Ella se separó repentinamente dejándome con ganas de más, ansiaba sus labios, sus besos, todo de ella.

Roberta: ¿Tienes otra duda linda?- Johana elevó la ceja y dio un salto para bajar de mi auto y comenzar a caminar hasta la cancha.

Me quedé embobado mirándola, es que ella es tan especial, es la mejor de todas. Yo en su lugar habría molido a golpes al tipo que le llegará a coquetear, pero ella simplemente le demostró quién era la mejor y se apartó.

Roberta: borra esa sonrisa Bustamante...- me dijo molesta mientras rodeaba el auto para entrar en él.

Diego: creí que la golpearías o algo, pelea por mí Roberta...- ella me miró con la ceja elevada- no lo puedo creer, me pierdes.

Roberta: no soy una salvaje...- la miré de reojo mientras encendía el auto- me refiero a que no voy a pelear a golpes con nadie.

Negué sonriendo y arranque el auto poniendo rumbo a nuestro departamento.

Apenas llegamos al departamento ella se encerró en su habitación mientras yo preparaba la comida, al terminar fui a buscarla pero estaba dormida.

Me quedé mirándola unos segundos y después tomé una manta para cubrirla un poco.

Comí mientras miraba la televisión y al atardecer fui a prepararme para mí partido de hoy.

Cuando estaba listo me disponía a llamar a Roberta de nuevo pero ella estaba saliendo de su habitación, llevaba el Jersey de nuestro equipo y su rojo y ondulado cabello caía sobre sus hombros, tenía puestos unos jeans oscuros y unos tenis deportivos. La miré a arriba abajo enamorándome cada día más de esa intensa chica.

Roberta: ¿Qué pasa? ¿Tan ridícula me veo?- negué y sonreí.

Diego: me gusta... te ves bien- sus mejillas se ruborizaron y esquivó mi mirada.

Presentimiento ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora