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Arrugaste tu entrecejo cuando, al mirar tu teléfono, notaste que no había mensajes de voz de alguno de tu familia como de costumbre pidiéndote volver. No era la primera vez que esto pasaba, de hecho ya había pasado una semana sin mensajes. Eso te revolvió el estómago puesto que sabias lo insistente que podía llegar a ser tu familia y tratándose de ti, solo podía significar que algo malo habría ocurrido. Tomaste el atrevimiento de marcar a cada uno de los números que recordabas pero ninguno se encontraba en línea.

– Nada está bien.

Te moviste por toda la habitación y comenzaste a buscar noticias sobre tu ciudad natal dentro de Kanto. Solo así pudiste confirmar lo que rondaba en tu pecho y era que había ocurrido una tragedia, pues palacio antiguo y donde tu familia había vivido durante generaciones ahora rodeado por cintas policiales y lleno de agentes de cuerpos forenses; comenzaste a leer el informe con un nudo en la garganta que termino estallando al rato de haber estado leyendo de manera detallada el cómo todos los cuerpos tenían multitud de balas incrustadas. Incluso el de tu madre.

Te desplomaste en el suelo negando múltiples veces ese hecho. El hecho de que una vez más solo alguien de Clan Uesugi hubiera sobrevivido y se tratase de ti.

Eras la única que seguía con vida ahora.

Por supuesto que te importaban, eran tu familia después de todo y eso te ataba a ellos. Lo único que no aceptabas era tomar el papel como líder asesina. Estabas en un estado conflictivo. Pero al cabo de varios minutos terminaste sucumbiendo ante la pena y la desdicha provocándote un posible desgarre en tu garganta por el llanto estrepitoso que retumbo por toda la casa.

Pero más allá de agujero donde te habías sumergido estaba Genji. Estando en sus propios pensamientos mientras se mantenía en posición de descanso en medio del jardín del palacio donde habitaba junto a su familia y discípulos de bajo rango. Dentro de sus pensamientos rondaba tu rostro delicado y tu recogido siempre en una cola; definitivamente le tenías la conciencia volteada desde que se cruzó con tu imagen en la plaza durante una de tus presentaciones. Maldijo a sus adentros cuando sintió un cosquilleo en su pecho y un ya conocido sonrojo en su rostro. ¿Cómo podrías haberle movido el suelo en tan poco tiempo? ¿Cómo tu sola presencia a menos de un metro lograba sacarlo de sus casillas hasta el punto de no tartamudear al hablar porque se esforzaba en evitarlo? Esa y muchas más preguntas rondaban su cabeza; pero siempre llegaba a la conclusión de que lo habías encantado, sin importarle un comino de que familia provinieras.

Por supuesto que había investigado de tu familia; tus ancestros y los actuales. Y sus dudas fueron contestadas cuando confirmo que tu clan pertenecía al mismo de los Sōhei, y para más colmo, los Uesugi era uno de los clanes más letales. Eso solo le hacía interesarme más por ti y casi estaba tentado a tomar prestada una de las naginatas de la exhibición de armas en el palacio para llevártela y pedirte que le dieras una exhibición de tus habilidades. Incluso reconoció el rostro de tu padre en viejo libro; aunque no había mucha información de él ahí.

Cuando decidió que había sido suficiente por hoy se levantó de la grama estirando un poco sus piernas, sobándolas por encima de su ropa debido al esfuerzo del día. Comenzó a andar por el lugar rumbo al cuarto de baño pero paro cuando al pasar por la estancia donde solían descansar los criados noto como el televisor pequeño encendido transmitía una noticia proveniente de Kanto le freno la sangre.

... Las autoridades nos han confirmado en este momento que un total de 28 cuerpos fueron hallados con múltiples heridas de balas; todos pertenecientes al Clan Uesugi. También se confirma que los cuerpos tendrían al menos cuatro días antes de ser hallados en estado de descomposición avanzada. Se presume que se trató de un arreglo de cuentas...

Su boca se abrió ligeramente antes de maldecir por alto captando la mirada disgustada y sorprendida de los pocos presentes en escena. Corrió escaleras abajo y se cruzó con su hermano Hanzo, quien solo lo observo curioso y extrañado. Apenas pudo alcanzar a preguntarle que sucedía frenándole el paso.

¿Qué sucede? ¿Por qué corres, Genji?

¡Es (Tn), debo ir con ella! – Respondió simplemente, agitado y esquivándolo para terminar saliendo por las puertas del palacio a media noche.

Eso le dejo un sabor amargo a Hanzo, puesto que te había avisado que te mantuvieras lejos de su hermano. Te consideraba alguien muy poca cosa; solo eras era bailarina de plaza. Termino dándose vuelta y yendo a su cuarto.

Para cuando Genji logro llegar a tu hogar estaba más que sudado por la corrida de la villa hasta las afueras; golpeo varias veces tu puerta alterado, temiendo por tu reacción ante tal noticia. Su rostro de trastorno más al ver el tuyo hinchado y enrojecido con una expresión propia de dolor. Te rodeo con sus brazos firmes cuando sin importarte su sudor colocaste tu rostro en su hombro; sollozando con una voz quebrada. Comenzó a dejar besos sobre tu coronilla en un intento de consuelo.

Lo lamento, lo lamento tanto (Tn). – Susurro contra tu cabello, manteniéndote contra su cuerpo con sutileza.

La historia se repite Genji, nuevamente solo ha quedado un Uesugi – Tu mandíbula tembló contra su hombro, apretando su ropa entre tus puños. –. No los deseaba muertos, a ninguno.

Nadie jamás desearía eso – Respondió empezando a mecer tu cuerpo entre el suyo.

Ojos PardosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora