32: Recesos

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Genji observo desde su lugar como cabeceabas, apretando sus manos mientras se veía a sí mismo lejos de ti teniendo como barrera un grupo de ancianos. Lamentablemente no habías podido conciliar el sueño durante la madrugada, ni siquiera dos horas como mínimo. Solo le daba más razón para preocuparse. Y como algo que solo podría ocurrir en ese momento el consejo requería tu presencia, tenían hablando más de cuatro horas seguidas de diversos temas; mayormente sobre los pocos pero notables problemas que había dejado una tormenta días atrás. Algunas de los barcos se había alejado bastante de sus rutas y el producto empezaba a verse escaseado por su retraso. Les tomaría mínimo una semana y media el volver.

Tomen los barcos de reserva y diríjanlos al lado contrario, que sean el sustento mientras los principales regresan.

– ¿Cree que puedan esperar tanto? – La voz suave de uno de los hombres resonó.

Aquí siempre hemos sido comprensibles, señor – Pasaste una de tus manos por el costado de tu cabeza, retirando un mechón de cabello suelto –, los habitantes saben esperar. Además la demanda no ha llegado a mayores, todavía tenemos tiempo para enmendar el perdido.

Sonrió al ver como la mayoría asentía con un rostro calmado, lo que tenía viviendo junto a ti en Kanto se había dado cuenta de lo acertada que eras la mayoría del tiempo para tomar decisiones y cuando no tenías las respuestas consultabas a cada uno de tu consejo. Muy poco había oído de ese tipo de líderes, aquellos que consultaban mucho a otros al no tener la respuesta en vez de confiar en sí mismos y lo que pensaban.
Sonrió sintiéndose orgulloso de ti.

Noto como uno de los criados a tu lado inclinaba su cuerpo al frente, viéndote más de cerca con un rostro preocupado mientras el tuyo era cubierto por tu cabello. – Mi señora. ¿Se encuentra bien? La noto pa- ¡Señora!

Tu cuerpo se desplomo hacia adelante, cayendo casi sobre el pobre criado que apenas había podido reaccionar para atraparte y sostenerte entre brazos, inmediatamente todos se levantaron alterados yendo hacia ti. Todo se agito más de lo que cualquiera desearía, terminando Genji abriéndose paso entre los hombre de tu consejo y llevándote en brazos cuando uno grito para llevarte hasta la habitación. Otro grito hacia uno de los criados, el cual de manera rápida partió en busca de uno de los doctores que residían en el interior del lugar.

No pasó mucho cuando ya estaba tendiéndote sobre el futon, teniendo el rostro sumamente fruncido en preocupación al ver el tuyo pálido, demasiado para su gusto y el de cualquiera. Permaneció a tu lado cuando dos de las criadas ingresaron, quitando la prenda principal de tu cuerpo y pasando trapos húmedos por tu rostro, el cual no se había dado cuenta de que tanto estaba lleno de sudor frío. Luego ingreso uno de los doctores que atendía a tu familia, llevando un maletín enorme del cual saco varias cosas. Estudiando tus signos en silencio hasta que al cabo de varios minutos, recuperaste la consciencia.

Inmediatamente sujeto tu mano, trazando círculos sintiéndose aliviado de que despertaras. Correspondiste con una leve sonrisa que desapareció al mirar al hombre a tu costado.

– ¿Cómo se siente, mi señora?

– Mareada. ¿Que...qué sucedió?

– Te has desmayado frente al consejo – Genji bajo el tono de su voz un poco, hablando de manera suave al ver tu rostro conflictivo.

– Dígame algo. ¿Ha estado descansando lo suficiente?

Apretó sus labios entre si cuando permaneciste en silencio, negando con tu cabeza al cabo de unos segundos. – No..., no más de cuatro horas en todo lo que va.

El hombre mantuvo silencio cuando ambos empezaron a explicar con palabras lentas, de vez en cuando Genji miraba tu rostro apenado mientras hablaba. Sintiéndote avergonzada que la razón de tus problemas fueran unas pesadillas.

– Si lo desea, puedo darle pastillas para dormir.

– No – La voz de Genji resonó en las paredes, produciendo un silencio de segundos –. Como tu pareja, no puedo permitir que tomes esas pastillas. Te volverás dependiente a ellas, no quiero que eso suceda contigo.

– Genji...

– Debe haber otra manera, (Tn). ¿El estrés puede generar pesadillas? – Corto tu palabra, girando tu rostro para ver de frente y luego de vuelta al médico, quien asintió a su pregunta – Intentaremos alejarte varios días de las responsabilidades del castillo. Sí no mejoras..., comenzaras con las pastillas.

Arrastro las últimas palabras, inseguro de ellas.

Miraste de reojo como Genji doblaba la ropa igual que tu pero con un rostro calmado, completamente diferente al tuyo. Estabas preocupada.

No creo que esto sea lo mejor – Comentaste, atrayendo su atención lejos de las maletas que hacia –, durante gran parte de mi mando he estado ausente. Irme nuevamente... no creo que sería lo mejor.

Genji te observo con ojos apacibles, ocultando completamente la preocupación que se había instalado ahí desde la caída gradual de tu salud. Era un sentimiento natural que debía ser expuesto para calmarlo, pero por ahora no, lo mantendría a raya. Queriendo no agobiarte más y evitarte otra complicación. Futura o presente. No se arriesgaría a ello tampoco.

Negó de manera lenta con su cabeza y dejando todo lo que había de lado para acercarse hasta tu lugar sobre el futon, dejándose caer a tu lado en silencio y sujetando tu rostro entre su mano.

– No debes preocuparte por eso, tienes a tu lado personas a las que realmente les importas y aprecian lo que haces. Les has dado órdenes claras a tu consejo. – Hizo una pausa, viendo como asentías calmando de a poco tu expresión – Además no estarás ausente por tanto tiempo.

– ¿Por cuánto entonces?

– No más de una semana, sé que tampoco es lo mejor alejarte tanto de tu hogar y las responsabilidades. Por más que lo quiera... – Susurro a un lado la última frase, recibiendo un ligero manotazo a cambio.

¿Puedo saber a dónde iremos? – El tono de tu voz se transformó en curiosidad, bajando un poco tu atención de tema sobre dejar las responsabilidades atrás por un tiempo.

Recuerdo que siempre quisiste saber más de mis compañeros en Overwatch – Comento –. Bueno. Digamos que hace unos días me han invitado a pasar algunos días con ellos. No he aceptado aun así que... ¿Qué te parecería que pasáramos algunos días con ello?

Ojos PardosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora