29

472 51 6
                                    


Genji suspiro de manera lenta antes de comenzar a abrir sus ojos, adaptándose rápidamente al lugar parcialmente oscuro y mirando de manera rápida al alrededor; detallando las dos hileras de asientos vacíos y uno que otro manchado por sangre de soldados heridos durante misiones anteriores. Esos asientos le causaban asco, no sabría jamás cuando fue la última vez que fueron limpiados como era debido. Ajeno completamente a lo demás intento levantarse del suelo, teniendo que detenerse de inmediato al notar el peso que se alojaba sobre sus piernas y parte de su torso. Por un momento tuvo miedo, pensando en que algo en su sistema hubiera fallado y no fuera capaz de mover las prótesis; pero al mirar hacia abajo y dar con la gruesa tela de tu ropa su rostro se relajó.

¿Cómo podría haber sido tan estúpido para olvidar tu presencia? Estabas dormida en el espacio que se formaba en sus piernas cruzadas, apoyando la mayoría de tu peso sobre el suyo y manteniendo tu cabeza contra su hombro izquierdo. Movió su cabeza lo suficiente para tocar ligeramente la tuya, procurando no apoyar completamente su peso a fin de evitar lastimarte con las piezas metálicas a los costados de esta; buscando con mano izquierda la tuya y darse cuenta de color en que ahora se hallaba la piel bajo sus uñas, tornándose ligeramente azulado a un morado pálido. Eso le era una perfecta señal de que su circulación seguía fallando. Termino retirando su mano de la tuya, pensando en lo asqueroso que se volvería su brazo tarde o temprano al comenzar a teñir sus dedos de color oscuro; por eso sabía que lo mejor sería eliminar su brazo por completo.

Meneo su cabeza con lentitud, forzándose a dejar atrás aquel pensamiento y concentrarse en percibir tu presencia contra sí. Se sentía un estúpido por haber pensado que era el único con una historia trágica que contar, más al ponerse por sobre ti, cuando realmente estaban prácticamente iguales de una manera poco común. Si bien no fue apegado con su padre ni con alguien más de su familia más que su hermano, y eso incluso había cambiado puesto que hasta no hace dos noches deseaba darle muerte; tú eras todo lo contrario. Estabas sumamente apegada a Daiki junto con otros de tu familia. No podría reprocharte nada sobre la doble moral de las persona siquiera.

Pasó su mano derecha con cuidado por tu rostro para apartar unas hebras de cabello que estaban ahí, formando una sonrisa pérdida en su rostro al ver la expresión tranquila del tuyo, aun cuando prácticamente durmieras sobre metal. Aparto su mirada de ti solo cuando vio una figura posarse en la entrada abierta de la nave, encontrándose con el rostro tranquilo de Gabriel. Quien los observaba de brazos cruzados.

Yo no sé mucho de amor – Comento – pero reconozco que lo que ustedes dos tienen es fuerte, otros en cualquiera en otra situación hubieran renunciado.

Si algunas cosas no hubieran pasado de la manera que fueron..., estoy seguro de que estaríamos mejor – Respondió serio, limitándose a decir eso únicamente. Volviendo a observar tu rostro – ¿Por qué habré sido tan imbécil?

Nadie es perfecto, Genji. Y tampoco eres el peor – Contesto limitado, preguntándose si era suficiente o no para calmarlo, aunque sabía que no sería así puesto que Genji era más complicado de tratar a diferencia de ti. Movió su cuerpo para retirarse – Deberías despertarla, he oído a sus criados preguntarse dónde estaba y lucían un poco preocupados.

Lo hare – Gabriel es dio una última mirada junto a una sonrisa antes de irse por donde llego.

Genji solo dejo salir un suspiro, apenado de sí mismo y todo lo que habrían pasado ambos; jurándose a sí mismo el aceptarse a sí mismo durante el viaje que haría luego de retirarse de Overwatch para todo el tiempo que merecieses. Tú no pensabas rendirte ahora y aun cuando significara tener que esperarlo durante años, tomaría parte de tu determinación y la convertiría en suya para lograr su objetivo.

Ojos PardosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora