Hiciste una mueca al tocar tu tobillo; definitivamente no volverías a intentar ese giro.
– ¿Te encuentras bien? – Pregunto Genji, haciendo a un lado el telón improvisado.
Lo miraste apenada puesto que te habías retirado del escenario a mitad de presentación luego de intentar un giro que resultó fallido. Te reprochaste a ti misma por no practicar más el día anterior.
– Solo me lo he doblado un poco – Te miro con desconfianza, viendo como intentabas ocultar lo mayor posible tu mueca. A cerco con cuidado e intento tomar tu pie para verlo mejor, cosa que no dejaste que hiciera. Sonreíste de manera nerviosa. – Estoy bien Genji, no tienes por qué preocuparte.
– Déjame ver – Insistió –. Vi cómo te lo doblaste allá afuera.
Ver su rostro fruncido te dio miedo; estabas acostumbrada a su semblante lleno de alegría, ver su rostro marcado por una mirada seria te daba escalofríos. Bufaste apartando el cabello de tu frente y levantaste tu pie a la altura en la que se encontraba agachado el cuerpo de Genji. Dejando que empezara a toquetear tu tobillo con cuidado y una que otra vez hacerte fruncir el ceño cada que tocaba con firmeza; te observo por un momento y luego sonrió levantándose nuevamente.
– Supongo que me preocupe de más. – Susurro rascando apenado su nuca.
– Te dije que no era nada – Reprochaste suavemente apoyando suavemente tu pie al suelo e irguiéndote, diste dos pasos tambaleándote un poco pero al final te mantuviste en pie. –. Estaré bien.
Asintió a tus palabras aun dudoso y tomo una de las cajas, la otra la llevaste tú. Y con toda su intensión camino detrás de ti para ver como caminabas, si realmente no te estabas haciendo la fuerte; pero al final lo descarto como una preocupación latente. Sabía que apenas te conocía de unos días pero realmente le caías de maravilla. Más allá de tu personalidad apacible había un brillo especial en tus ojos. Algo que le empujaba a estar cerca de ti. Adelanto un poco su andar cuando estuvo seguro y te dio una leve sonrisa.
– Ah – Detuvo su andar como si hubiera recordado algo –. Se me ha olvidado decirte que mi hermano ha venido hoy.
– ¿Tu hermano? ¿Hanzo? – Agradeciste que al menos hubieras podido recordar su nombre. Te pareció curioso que Hanzo viniera, porque bueno, casi lo atropellaste con una caja.
– El mismo. Digamos que quería conocerte mejor – Rasco su nuca con una expresión un tanto incomodo, puesto que la repentina actitud de su hermano le había tomado por sorpresa. –, espero que eso no te incomode.
– Para nada – Dijiste de inmediato –, sería una buena oportunidad para disculparme por casi atropellarlo.
Ambos continuaron su caminata hasta la tienda. Realmente era la única tienda de helados que conocías dentro de la villa por lo que reconocerla no se te hizo difícil; al entrar a la tienda los dueños los recibieron con un saludo mientras atendían a otros, Genji te llevo hasta una mesa donde notaste el cuerpo de Hanzo a espaldas de ustedes.
– Hermano – Saludo de manera característica Genji a Hanzo, quien se lo devolvió en un susurro ronco. Te observo notando que no te habías movido mucho e hizo un gesto con su mano para invitarte a sentarte.
– Perdona por casi atropellarte. – Comentaste luego de haber dejado la caja a un lado de tu silla. Estando bajo su mirada neutral, o al menos hasta que te dio una sonrisa pequeña que descoloco hasta el mismo Genji.
– No tienes por qué preocuparte, sé perfectamente que esa no era tu intención. – Dijo con la sonrisa aun en su rostro, mirándote de manera fija, cosa que te incomodo un poco pero por otro lado te alegraba que no estuviera molesto contigo.
– Bueno, dejare que hablen un poco más – Genji se levantó de su asiento con una expresión calmada, aunque en el fondo estaba gritando; Hanzo no sonreía ni por sus chistes. Y sus chistes eran muy buenos. – Iré a hacer el pedido, trata de no espantarla Hanzo.
– Lo intentare – Ambos observaron a Genji caminar hasta la barra, la cual estaba un poco alejada de la mesa donde se habían sentado. Hanzo comenzó a jugar con una servilleta entre sus dedos sin dejar de mirar ahora con un rostro serio. – ¿De dónde provienes, (Tn)?
– De la región de Kanto. – Respondiste en un hilo de voz, toqueteando la mesa con tus dedos. No te sentías del todo a gusto hablando de tus raíces, pero te sentirías alguien muy grosero por no responder tal pregunta básica.
– Kanto, es un lugar grande – Empezó a doblar la servilleta con lentitud –. Es curioso que alguien quiera dejar un lugar tan espacioso y avanzado como lo es Kanto para venir a Hanamura, una villa aislada... Perfecto para alguien que quisiera huir de todo.
– Decidí que debía tomarme un respiro y forjar muy camino, Hanzo. No huir. – Aclaraste mirándolo por unos segundos y luego llevando tu atención hacia la servilleta, la cual estaba doblada como un simple triangulo. Su sonrisa volvió a dar aparición.
– ¿Cómo puedo estar seguro de que no mientes?
– Porque no tengo razón para mentirte, apenas y he empezado a conocerte.
– Pero conoces a Genji, a él si podrías mentirle.
– ¿A dónde quieres llegar con todo esto, Hanzo? – Te inclinaste sobre la mesa, mirándolo con atención por sus palabras. ¿Acaso insinuaba que ocultabas cosas? Imito tu acción y se acercó más de lo necesario a ti.
– No te quiero cerca de Genji – Amenazo en un tono lento y claro, mirándote directamente para darle más poder a sus palabras que lograron sacarte un escalofrío provocando que te levantaras de tu asiento por reflejo. Volvió a sentarte tomándote del brazo con firmeza y algo de fuerza de más. –. Aléjate de mi hermano y mi familia, (Tn).
– ¿Y sí no quiero? No tengo por qué obedecerte. – Tragaste saliva ante el reto que escapo de manera inconsciente de tu boca; el brillo malicioso de sus ojos aumento y su sonrisa se borró. Supiste que ahora si iría en serio.
– Has lo que te digo, no eres alguien que debe estar al lado de Genji. No eres digna.
Tu entrecejo se frunció ante sus palabras; ¿Digna? ¿Qué clase de clasificación era esa? Tu mano voló hasta la suya, apartando de un manotazo su agarre en tu brazo ahora enrojecido. Plantándole cara sin parpadear, notando por el rabillo como Genji estaba recogiendo una bandeja con los helados y acercándose a ustedes.
– No te daré la satisfacción de darme órdenes. – Diste la última palabra antes de que Genji estuviera muy cerca como para que Hanzo pudiera responder. Relajaste tu rostro al igual que él y sonreíste un poco por lo intentos de Genji por no estropear las copas de helado decorado con delicadeza.
– Perdonen la tardanza. – Se disculpó con una sonrisa y dejo las tres copas en la mesa, luego corrió nuevamente a la barra y dejo la bandeja ahí, repitiendo y sentándose.
Comenzaste a comer en silencio notando las miradas rápidas de Genji y Hanzo. A este último lo pillaste mirándote y meneaste la cabeza concentrándote en tu helado. Por supuesto que no te había agradado ninguna de las palabras que compartieron; te sentías amenazada ahora por su presencia. Y todo porque insinuaba cosas que sí eran verdad; habías huido de Kanto. De tu familia.
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Ojos Pardos
Fiksi PenggemarSus ojos te atraparon de inmediato mientras, al mantener sus miradas conectadas, ambos caían al vacío; perdidos en los ojos del otro mientras el mundo parecía querer derrumbarse en cada ocasión sobre ustedes para aplastarlos. Genji x Reader.