Genji sujeto tus manos antes de que abrieras la puerta de la caseta, observándote con un rostro melancólico; no permitiría que vieras el interior de la estructura en un acto que parecía ser únicamente masoquista por encima de tu aparente aceptación sobre la muerte de tu padre. Pues a pesar de que no mostraras más que un rostro contraído en una expresión agría y sin derramar alguna lagrima, podía ver el sufrimiento en tus ojos.
– No es realmente necesario que abras esta puerta, ya no lo es. – Concluyo, en un tono bajo que lograra convencerte.
– Vi como mi familia se traicionaba a sí misma y perecía; primero fue mi padre, luego el mayor de mis tíos, luego otro y otro. – Hiciste una pausa para alejarte un paso de la entrada, observando su rostro descomponerse de a poco, tornándose más compasivo – Acabo con los potenciales lideres luego de mi padre hasta que finalmente no quedó más remedio que escogerla a ella, y solo porque yo aún no poseía la edad mínima. Y estoy segura de que de haberla tenido para ese entonces también me hubiera asesinado.
– ¿Cómo se comportó contigo luego de eso?
– Quisiera saber decírtelo – Sonreíste de manera amarga – Hice lo posible por alejarme lo mayor de ella, pero no tenía caso. Estaba entre sus muros; algunas veces me obligaba a sentarme de espaldas a ella para que peinara mi cabello como siempre había hecho. Otras veces azotaba las palmas de mis manos con un bokken hasta que se quebrara o yo cayera desmayada. Su trato hacia mí se volvió sumamente enfermizo y toxico.
Te mandíbula se tensó al recordar las veces en las que terminaste llorando en silencio con tus manos difícilmente curadas por ti misma, ya que tu madre había prohibido a los médicos de la familia tratarte de no ser un caso de vida o muerte; solo te mantenía con vida para verte sufrir. – Continuo tratándome así hasta dos años después de que cumpliera la mayoría de edad, luego me envió a participar en uno de los asesinatos encargados al suroeste de Kanto. Hui una noche, y el resto ya lo sabes. Llegue a Hanamura y viví un año ahí hasta conocerte.
Un silencio se posó sobre ambos al tú terminar de hablar segundos después de que te apartaras de la caseta.
– Lamento haberte dicho aquellas palabras. – Dijo mientras se acercaba a un costado de ti, notando como observabas algunas lapidas de manera fija – Fue incorrecto hablar de lo que desconocía, más tratándose de ti.
– No tienes por qué hacerlo – Pasaste las yemas de tus dedos por la placa metálica de su mandíbula de manera lenta hasta llegar a su pómulo, rozando una pequeña cicatriz que estaba ahí –, prácticamente no sabías nada de mi familia más que cosas superficiales. No debes disculparte, cualquiera en tu posición hubiera dicho lo mismo.
Bajaste tu mano hasta llevarla nuevamente hasta ti, relajando tu rostro hasta que estuvo totalmente apacible; siéndote calmada y aliviada ahora, pues prácticamente nada de lo que le habías dicho a Genji alguien más fuera de los muros lo sabía. Las personas nunca supieron cómo ni que sucedió en tu familia luego de la muerte tu padre, solo presenciaron los actos atroces que permitió y cometió tu madre portando de manera errada el Kamon Uesugi para manchar las calles de sangre.
Más allá de lo que habías prometido, abrazabas los ideales de tu Clan, aferrándote a la idea de que por sobretodo siempre habría algo bueno en las personas, ya fuera en su pasado o presente. Tu familia podría haber cometido actos atroces sin una causa pero sabías de primera mano todo lo que hicieron antes de aquello, y de que incluso podrías perdonar a tu madre. No podías ver siempre solamente el lado malo de una persona. No era siquiera una forma justa en la cual juzgarlas al final de todo.
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Ojos Pardos
FanfictionSus ojos te atraparon de inmediato mientras, al mantener sus miradas conectadas, ambos caían al vacío; perdidos en los ojos del otro mientras el mundo parecía querer derrumbarse en cada ocasión sobre ustedes para aplastarlos. Genji x Reader.