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Genji fue el primero en abrir los ojos; encontrándose a sí mismo abrazando el costado de tu cuerpo por encima de la manta que te había colocado cuando finalmente pudiste dormí. Ignorando por completo la reprimenda que se ganaría al día siguiente decidió pasar la noche contigo, intentando calmar tu cuerpo lo suficiente para que no siguieras llorando; por supuesto que no entendía tu dolor, sí, había perdido a varios parientes conforme los años. Incluso a su madre, pero no a toda su familia de un día para otro. Jamás podría comparar ninguna de sus desdichas con la tuya.

Se levantó asegurando no despertarte mirando un poco tu rostro, que estaba hinchado y mantenía el rastro de las lágrimas secas. Tu imagen le causaba malestar, por supuesto que a nadie le agradaba ver como alguien sufría y menos cuando era alguien de aprecio. Se puso derecho y miro al alrededor; tú estabas aun dormida sobre el futon abrazándote a ti misma, no había más allá de todo lo esencial para una habitación pero cuando miro por encima del marco de la puerta noto como una Naginata se encontraba sujeta a la pared por pestañas. Fascinante. Cerro su boca y bajo la mirada, obligándose a sí mismo para no tomarla y verla de cerca. Seria de mala educación. Revolvió su cabello y termino partiendo hasta la cocina.

Para cuando volvía a entrar a la habitación tenía entre sus manos una bandeja solo para ti, recordando todo lo que le llegaron a preparar cuando murió su madre y su ánimo término por el suelo al igual que el tuyo. Y quizás peor. Noto como empezabas a revolverte por lo que se acercó lo suficiente.

Bebe esto – Te extendió un vaso con agua y azúcar. Dejo la bandeja a un lado y retiro el cabello revuelto de tu rostro decaído.

Lamento haber hecho que te quedaras Genji, ahora recibirás un regaño seguro – Tu voz salió rasposa, teniendo ahora tus labios resecos y los ojos marcados.

Eso no importa; tú eres mi prioridad ahora. – Respondió firme y claro mirándote directamente. Volvió a extenderte el vaso y esta vez lo tomaste con calma, haciendo una mueca por el sabor dulce. – No podría dejarte sola en medio de esto.

Tu pecho volvió a oprimirse, haciéndote morder el interior de tu mejilla en un intento inútil por alejar los deseos incontrolables de volver a llorar. Pasaste rudamente tu mano sobre tu rostro dejando salir un jadeo.

G-gracias – Volviste a llevar el vaso a tus labios notando como los dedos de Genji empezaban a dar ligeras caricias en tu cabello hecho un desastre. Tenías un nudo en el cuello de tu estomago por lo que pusiste una expresión apenada a ver la bandeja a un lado. – Oh Genji...

¡Oh Genji, nada! – Interrumpió de inmediato, sentándose a tu lado y tomando uno de los tazones y los palillos. Tomo un trozo y lo coloco cerca de tu boca, a lo que negaste. – No me iré de aquí hasta que comas, (Tn). Has pasado un día y medio sin comer y te has deshidratado.

¡Pero no tengo hambre! – Chillaste a lo que aprovecho y dejo un trozo en tu boca, inmediatamente la cerraste y comenzaste a masticar a pocos ánimos, mirándolo con reprocho. – Eso es jugar sucio.

¿Perdón? No te entiendo si hablas con la boca llena.

Por supuesto que te había entendido. Revoleaste los ojos y seguiste masticando apoyando tu barbilla sobre tu mano sobre la pierna, viendo como la mirada de Genji se relajaba mientras prácticamente te obligaba a comer. Sabías perfectamente que su intención era distraerte lo mayor posible, y se lo agradecías muchísimo, pero sabías que también se ponía en juego a sí mismo. No sabías realmente como se tomaría su familia el hecho de que no llegara a dormir anoche por estar consolándote a ti. No eras maleducada y malagradecida por su esfuerzo, pero no querías ser la causante de un pleito interno en su hogar. Hiciste un esfuerzo para terminar comiendo todo lo que Genji de preparo hasta que él mismo volteo a su espalda mientras tomabas del agua azucara que te había ofrecido desde el inicio.

Notaste como observaba curioso tu arma intrincada a la pared por encima de la puerta por lo que sonreíste un poco antes de hablar:

Es la naginata que me dio mi padre – Comentase, captando por completo su atención. Haciéndolo sentir apenado por distraerse. –. Puedo mostrártela sí quieres.

Por favor – Respondió de inmediato, mirándote rápidamente con una mirada de emoción, cosa que te hizo sonreír más.

Y termino dándote ánimos para levantarte del futon, cosa que hizo crujir un poco tus tobillos, y caminar hasta ponerte de putillas tomando el mango del arma. Volviste a sentarte en el suelo dejando que Genji la tomara entre sus manos, divirtiéndote por su expresión emocionada mientras miraba cada detalle que el mango tenia grabado, finalmente su mirada se fija en el estuche que mantenía oculta la hoja y te observo esperando tu permiso. Obviamente se lo diste y procedió a abrirlo con cuidado.

Sus ojos tomaron más brillo al ver la hoja de acero en perfecto estado, teniendo el kamon de tu familia grabado incluso junto con varios diseños más y finalmente una escritura a un costado. Reconoció el nombre de tu padre al final de este, por lo que relajo su rostro nuevamente.

¿Qué harás ahora? ¿Iras a Kanto? – Pregunto despacio, mirándote apacible por lo que miraste a otro lado sin responder; tenías que elegir entre ir o no a Kanto. Una mano de Genji tomo suavemente tu mentón haciéndote verlo de nuevo. – Sabes que alguien quería muerta a tu familia, (Tn). Sí alguien te ve a ti ahí y te reconoce como alguien del clan, te asesinara también.

Lo sé, ni siquiera no puedo volver allá para despedirme. – Quitaste una lágrima que cayó por tu mejilla. El miedo comenzó a pasar por tu cuerpo provocándote angustia e inquietud. – ¿Qué tal si los que los asesinaron quieren dar conmigo también? No sería capaz de... asesinar a alguien, ni siquiera para protegerme.

Entonces yo lo hare, yo te protegeré. – Tu pecho se inflo con confianza y determinación, apretando ahora tus manos dejando un suave y lento beso en tus nudillos. Mostrándote una expresión recia que paso a cariño cuando beso tu frente y la junto con la suya. – No permitiré que nadie te haga daño (Tn), lo prometo.

Ojos PardosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora