Pocas veces experimentaste lo que significaría despedida pacífica y abierta; las dos únicas veces que habías tenido la necesidad de despedirte siempre fue de manera cobarde. Huyendo. La primera vez fue al huir de tu familia en la que ni siquiera mediaste palabra con alguno de tus acompañantes, simplemente deseándoles el bien en un susurro y tomando las riendas del caballo en donde ibas para perderte en la penumbra de la noche. La segunda fue al abandonar Hanamura, gritándole a Genji y corriendo con la cabeza baja hacia la seguridad de un vehículo escoltado. Siempre huyendo.
Pero esta ocasión sería diferente, te irías, más no por huir u cobardía si no por responsabilidad, tú responsabilidad como cabecera de lo que quedaba de tu familia. Cada escrito y libro que se hallaban dentro del palacio contenían muchísimas cosas que tu familia habría estado cuidando durante siglos, algunas muy importantes incluso en la historia actual. Y no solo el conocimiento en papel, también procurar por el bienestar de las personas que habías estado acogiendo por dos años y enseñándoles por mano propia. Al igual que ellos velaron por ti por medio de cartas durante tu estado de coma, lo harías tú por ellos durante todo lo que vivieras.
Luego estaba Overwatch; el grupo a donde pertenecían Ana, Ángela y Gabriel. Los tres con los que más habías interactuado durante tu partida de Hanamura hasta tu estadía en su edificio por salud, realmente los veías como excelentes personas y estabas más que agradecida de todo lo que hicieron por ti y por supuesto por haber salvado la vida de Genji. Aunque hubiera tenido que pagar un precio al final. Una pequeña parte de ti también creía que estando él aquí lo ayudaría a retomar rumbo y aprender cosas nuevas.
Terminaste por poner cada botón de la camisa del traje que Ana te había proporcionado, observándote frente al espejo; Ana insistió en que llevaras el traje cuando negaste diciendo que ya estarías aprovechándote de su hospitalidad, terminando por entregártelo. Admitías que era una prenda occidental bastante agradable al menos. Escuchaste como la puerta era tocada unas cuantas veces y luego como unos pasos apresurados retumban. No paso mucho cuando tu cintura fue abrazada de manera algo torpe seguida de una risa infantil.
- ¡Te ves muy bonita, (Tn)!
- Muchísimas Gracias, Pharah – Sonreíste hacia la niña, quien ahora te miraba con atención. Levantaste tu mirada al ver otra figura hacerse presente. –. Buenas tardes, señora Ana.
- Buenas – Sonrió de manera cordial. –. Sabía que ese traje te quedaría bien.
- Mamá tomo su día libre para que fuéramos a comprarlo – Comento la pequeña, caminando con entusiasmo a tu alrededor. Pusiste tu mano sobre su cabello para calmarla. –. ¡He venido a peinarte!
- ¿De verdad?
- Por supuesto, Pharah deseaba peinarte una última vez antes de tu partida.
Con eso dicho y una sonrisa en su rostro Ana y Pharah te hicieron sentar en una silla comenzando a cepillar con calma tu cabello. Escuchaste cada uno de los comentarios alegres y algo embelesados de Pharah sobre este. En serio que le gustaba tú cabello. Mas te hacia feliz su presencia alegre junto con reconfortante de Ana; una sensación familiar a los tiempos que viviste junto a tu padre. Escuchaste algo tintinear seguido con la ligera sensación de pesadez en uno de tus mechones y cuando abriste los ojos notaste como ahora hallaban varias cuentas sujetas a tu cabello. Supiste que la responsable fue Ana ante su sonrisa culpable, quien miro el reloj en su mano un momento.
- Sera mejor que vayamos al puerto, ya casi es hora de partir.
Caminaste hasta la puerta junto a ellas, acercándote a Ana y dejando que Pharah caminara al frente. Cruzaron y anduvieron por varios pasillos en silencio, realmente eran pasillos calmados siendo comparados con los generalmente imaginados para una base de autoridades. Cualquier esperaría ver siempre personal armado caminando de aquí para allá a cada momento pero no era ese caso, o quizás nunca lo habías logrado presenciar realmente como era; digamos que las semanas que has estado en la base siempre estabas en tu habitación y solo salías por los horarios de comida, rehabilitación y entrenamiento hasta la última semana, en la que ibas a pasar tiempo con Genji. Aunque ni siquiera en eso saliste de las cuatro paredes.
Te abriste paso entre enormes aeronaves hasta terminar en una más pequeña notando desde lejos la presencia de alguno que otro uniformado a cargo de verificar el buen estado de esta. Uno de ellos tomo la caja blanca de tus brazos y la llevo dentro. Frunciste el ceño, mirando a los lados en busca de unas personas en particular hasta que volviste a cruzar palabra con Ana.
- ¿Ángela y Gabriel no vendrán?
- Me temo que no – Movió su cabeza en un meneo –. La doctora tuvo que entrar a quirófano por emergencia y Gabriel... bueno. Se suponía que ya debería estar aquí.
- ¡Y lo estoy! ¡Estaba buscando a alguien!
La voz de Gabriel retumbo por todo el lugar hasta dar con ustedes, caminando a paso rápido acompañado por Genji; este último venía con la cabeza gacha llevando la mascarilla puesta. Te desoriento un poco su imagen, sabiendo que lo que implicaba tu partida para él aunque ya lo hubieras intentado convencer de ir contigo. Gabriel se acercó a ti y te rodeo por momentos entre sus brazos para después soltarte. Miraste de reojo a Genji esperando, pero solo miraba a un punto muerto apartado.
- ¿Qué le ha pasado? – Preguntaste con cautela hacia Gabriel, viendo como ahora tenía parches en sus mejillas izquierda y derecha.
- Unos pequeños detalles que deje escapar en la misión de ayer – Se encogió de hombros restado importancia.
- Descuidado – Ana tosió con falsedad, viendo por un momento al oriental apartado –. Bueno (Tn), creo que les daremos algo de tiempo.
Ana y Gabriel comenzaron a alejarse a pasos cortos, terminando a una distancia prudente de ustedes. Pusiste tus brazos a espaldas y caminaste en silencio hasta donde estaba Genji, acercándote para ver su rostro de cerca, o al menos sus ojos. Notaste los sentimientos revueltos en ellos y levantaste tu mano para rozar sus dedos entre los tuyos en busca de hacerle saber que estaría bien.
- ¿Genji?
- Prométeme que dejaras de culparte – Dijo veloz sin mirarte –. Promételo (Tn).
- Solo si tú me prometes algo igual. Prométeme que te abrirás a ellos – Extendiste tu mano, señalando a ambos morenos. –, que te apoyaras en ellos como una familia. Tú familia.
Genji movió sus ojos mirando por unos momentos tu rostro y luego a quienes señalaste, dudando entre si prometer o no tal cosa que le pedias. Pero al ver tu mirada llena de anhelo y esperanza próxima termino asintiendo para luego retirarla mascarilla de su rostro sujetándola en una de sus manos y dejando que rodearas su cuerpo en un abrazo silencioso. Haría cualquier cosa que te pudiera producir felicidad, por más mínima que fuera. Rozo su mejilla contra el costado de tu rostro y dejo varios besos cortos en tu cien y frente, forzándose a memorizar cada una de tus facciones y esencia en su mente sabiendo que las cartas no le darían nada de eso.
Su atmosfera fue quebrada, momentos luego de escuchar como los motores de la nave encendían produciendo una brisa que hizo revolotear cualquier cosa suelta, el llamado de uno de los tripulantes resonó por debajo del zumbido. Anunciado la partida. Abrazaste con más fuerza el cuerpo de Genji al ver como Ana y Gabriel comenzaban a acercarse con rostros compasivos u lastimeros. No querías su lastima, nada que tuviera que con ello. Genji beso una última vez más tu frente antes de separarse un poco para dejarte ver su rostro marcado por el paso de una lágrima.
- Te enviare cartas todos los días.
La palabra se quedó atorada en tu garganta, dejándote incapaz de siquiera de responder a eso más que con una amarga y rota sonrisa dejando que las lágrimas corrieran mientras veías la imagen de Genji a través del poco espacio que quedaba entre la rampa de la nave cerrándose al tomar altura. Presionaste los dobles de tu ropa con fuerza mientras comenzabas a sollozar.

ESTÁS LEYENDO
Ojos Pardos
FanfictionSus ojos te atraparon de inmediato mientras, al mantener sus miradas conectadas, ambos caían al vacío; perdidos en los ojos del otro mientras el mundo parecía querer derrumbarse en cada ocasión sobre ustedes para aplastarlos. Genji x Reader.