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Despertaste sobre una cama pequeña teniendo el brazo izquierdo de Genji rodeando tu cintura, aun manteniéndolo dentro de las ropas superiores dejándote una sensación áspera por el contacto de sus dedos contra tu piel. Te incorporaste un poco y detallaste como cada uno de los cables que salían de la placa metálica en su nuca se encontraban conectados a otra placa en la pared con tubos que salían desde el techo; esta tenía una serie de números que seguían ascendiendo como una cuenta hacia adelante. Como una carga, el cuerpo de Genji se estaba cargando.

Y antes de que tu estomago pudiera revolverse el aparato que Ángela te entrego empezó a vibrar en uno de los bolsillos de tu ropa, mostrando en la pantalla y mensaje que decía que te vería en la sala de rehabilitación en la enfermería. Terminando de levantarte de la cama te pusiste nuevamente los zapatos y dejaste un beso en la cien de Genji, a lo cual ni se movió, casi parecía muerto y te dolió un poco volver a mirar los cables y tubos implantados en su cuerpo. Finalmente terminaste saliendo de la habitación y caminando por los pasillos de vuelta al lugar donde habías estado durmiendo desde hace dos semanas y media; Ángela te dio una sonrisa nerviosa luego de verte entrar por la puerta.

Gracias al cielo, cuando llegue nadie sabía dónde estabas y me preocupe mucho.

Perdóneme por eso – Respondiste de inmediato, bajando un poco la cabeza en una ligera inclinación. –. Pase la noche en la habitación de Genji.

Oh. – Ángela cubrió su boca con una sonrisa, asintiendo. – Comprendo. Te diré algo (Tn); tu presencia aquí es como un regalo, por decirlo de alguna forma claro.

¿Eso cree? – Tu mirada se volvió curiosa.

Sí, te explico – Ángela paso un brazo por tu espalda, empezando a caminar por el largo pasillo blanco. –; desde la llegada de Genji hace un año, con lo sucedido... Su actitud fue muy errática. Apenas hablaba con nosotros, no cooperaba con los tratamientos y se negaba a la rehabilitación. Una vez intento incluso cometer una locura contra su vida pero Gabriel lo detuvo diciéndole sobre tu estado. Hasta ese momento Genji no sabía de tu residencia aquí, te daba por muerta (Tn).

Tu rostro se volvió afligido ante la imagen mental de Genji en ese estado. Ángela sobo tu hombro con una mirada comprensiva y siguió hablando:

Gabriel le explico que tú habías enviado la señal para que los encontráramos. Por fortuna o casualidad yo estaba de salida con un grupo que se encontraba en Japón, tuve que hacer el mayor esfuerzo de mi vida para mantenerte con vida a ti y revivirlo a él, no fue nada lindo en lo absoluto pero lo logre. Con un costo por supuesto, uno grande.

No pudo mantener su cuerpo. – Susurraste, a lo que ella asintió seria.

Así es, las heridas tan atroces en su cuerpo crearon una cadena de daño en sus órganos primarios, tejido y estructura ósea. Decidí salvar su vida poniéndole prótesis y conservando lo mayor posible – Hizo una breve pausa. –. Cuando supo de ti decidió cooperar con nosotros, abriéndose más. Llegue a un acuerdo con él para que cada vez que terminara sus sesiones pudiera ir a la habitación donde estabas. Cumplió y espero todo un año hasta que despertaste, ese día apenas había vuelto de una misión de dos días. Tú presencia le permitió y sigue permitiéndole avanzar.

Pasaste el dorso de tu mano por tu ojo, quitando el rastro de una lagrima que bajo. Apretaste tus labios rodeándote con tus propios brazos. No creías que tu solo presencia hubiera marcado a Genji durante todas las etapas de su vida, ni antes ni ahora. Ángela termino por rodear tu cuerpo en un abrazo para hacerte reaccionar después de unos cuantos minutos mirando al suelo, alentándote con una sonrisa e indicando que comieras lo que te entrego puesto que te impondría otro entrenamiento cuando te asearas.

Ojos PardosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora