XXIX

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Aunque para Namjoon lo preferible hubiera sido salir en busca del culpable de atreverse a agredir a Jin, optó por quedarse a su lado. En cualquier momento podría ir en su búsqueda, pero en ese momento quería quedarse junto a quien dormía con una calma reflejada en su rostro como si nada hubiese pasado. Acercó una de las sillas para poder sentarse al lado de la camilla y sostener la mano del Omega.


Miró con atención aquellos dedos que tan lindos le parecían y los entrelazó con los suyos. Quería transmitirle que estaba ahí para cuidarlo y se quedaría el tiempo que fuese necesario hasta que pudiera salir caminando de aquella habitación.


Dio un respingo al escuchar como tocaban la puerta antes de ser abierta por un par de policías. Ambos miraron al Omega en la cama antes de ver a quien se encontraba al lado de la cama.



— Venimos a hablar con el Omega. – Se acercaron a la camilla sin mucho interés para mover levemente a Jin hasta que Namjoon se interpuso al ponerse de pie y alejar las manos del oficial.



— ¿No ven que está descansando? Yo puedo hablar con ustedes.



— Se nos informó que el Omega había sido apuñalado y queríamos ver si sabía quien fue el culpable. Otro Omega nos informó que el agresor había sido un Alfa, pero sin pruebas...



— ¿No es suficiente su testimonio? Él estaba presente.



— Es verdad. – Les interrumpió la voz del mayor que se había despertado y con dificultad se sentaba. — Fue un Alfa quien me atacó. – Namjoon no tardó en ayudarle para que se sentara cómodamente acomodando almohadas tras su espalda.



— ¿Tiene pruebas de eso? – Preguntó uno de los oficiales mientras sacaba un pequeño cuaderno para tomar nota de lo que decía el Omega.



— ¿La puñalada en mi espalda le sirve? – Su tono demostraba lo estúpida que le había parecido la pregunta y lo molesto que comenzaba a estar. — Lo vi.



— Si la puñalada fue en su espalda, ¿Cómo pudo verle? – Seokjin rodó los ojos mientras Namjoon escuchaba con atención las palabras de mayor, si encontraba al culpable antes que la policía se encargaría de que desapareciera de la faz de la tierra.



— Porque después de sacar la cuchilla de mi espalda me giró y comenzó a asfixiarme. Así que pude ver su rostro a todo detalle.



— ¿En un callejón con poca luz?



— No era la primera vez que lo veía. Ya había ido a mi cafetería para amenazarme, ahí fue visto por varias personas. Puede preguntarles si quiere.

No te pertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora