XXV

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Seokjin se había despedido del Alfa y ambos habían tomado caminos diferentes hacía sus hogares. El Omega se sentía un poco incómodo por la blanca sustancia que no había sido limpiada por completo y ahora tenía un tanto seca sobre su abdomen. Suspiró mientras abría la puerta de la cafetería pensando en ir directo a la ducha, pero una silueta en la oscuridad le hizo dar un respingo y gritar con fuerza mientras buscaba el interruptor de la luz para ver que solo se trataba del rubio.



— ¡Diablos Jimin! ¿Qué haces sentado en la oscuridad?



— Esperando a quien se fue sin decir nada. – Se levantó de donde estaba sentado y caminó hasta el mayor. — ¿Dónde estuviste?



— N-no tengo porque responder, soy un adulto y por si lo olvidaste, mayor que tú. No tengo que darle explicaciones a nadie. – El rubio le tomó de la camisa para tirar de ella y acercarlo a él. Jin se había sorprendido ante aquella manera tan brusca en que le estaba tratando y se tensó al notar que el menor le olía.



— Oh, estuviste con Namjoon. – Lo soltó y ahora sonreía de manera divertida y un tanto picara. — Ahora entiendo porque no avisaste.



— S-solo estuvimos hablando, no estés imaginando cosas.



— ¿Enserio? – Preguntó con claro sarcasmo mientras se cruzaba de brazos. Decir que no le creía era poco. El olor del Alfa estaba impregnado en el más alto, aunque no se unían por completo, si bien no habían llegado al final, seguramente estuvieron muy cerca de hacerlo.



— Como sea, iré a darme un baño y ya llegué, así que puedes ir a dormir o lo que sea.



— ¿Puedo entrar también? – Preguntó "inocente" mientras le seguía por las escaleras tras apagar la luz.



— ¿Entrar a dónde? – Le confundía aquella pregunta mientras llegaba al baño para abrir la puerta y entrar notando que el rubio hacía lo mismo.



— A darme un baño contigo.



— No creo que debamos... - Pero fue ignorado olímpicamente por Jimin que ya se encontraba desvistiéndose frente a él.



— Tallaré tu espalda por ti. – Seokjin lo pensó un poco, pero terminó accediendo, después de todo tomar un baño con el menor no era algo extraño para él. Se quitó la ropa también intentando disimular lo mejor que podía las marcas sobre su cuerpo, sobre las del cuello al quitarse el collar.

Deseaba que el menor no le prestara importancia a esas cosas, pero al mirarlo se dio cuenta que justamente era donde se concentraba su mirada.


No te pertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora