III

1.8K 217 64
                                    


A pesar de la incomodidad de los clientes, Seokjin siguió atendiéndoles como si nada hubiese pasado y es que no lo había hecho. Aquel Alfa había hecho una escena que no pasó de eso, que Namjoon se fuera sin decir palabra de igual manera no era nada. Recogió los platos y fue a la cocina para dejarlos en el lavadero.



—¿Está todo bien? – Preguntó Jimin dejando de adornar uno de los postres. —Escuche que gritaste.



—No pasa nada, simplemente me asusté.



—¿Tanto como para maldecir? – Dijo divertido. Para él era normal escucharle maldecir y gritar cuando se frustraba, pero eso era porque vivía con él. En la cafetería solía controlarse demasiado bien.



—Así es, ¿ahora porque no me das algo con chocolate? Necesito azúcar para no desmayarme.

Jimin volvió a reír y terminó de decorar el postre para ofrecérselo al mayor, quien lo tomó casi de inmediato para comenzar a comerlo.



—¿El Alfa vino de nuevo?



—Ajam, pero ya se fue. – Respondió restándole importancia sin dejar de devorar el pequeño pastelillo que había preparado su ahora amigo.



—Es raro que se vaya tan temprano. Seguro regresará mañana, no puede estar sin mirarte.



—Seguro viene por tus postres tan deliciosos. – Dejó el plato vacío cerca del rubio para luego sujetarle las mejillas y estirarlas un poco. —Son los mejores postres que he probado. – Le sonrió mientras le soltaba y veía como el otro se sobaba las mejillas.



—¿Será porque tú me enseñaste a hacerlos?



—¡Exacto! Sin mi ayuda no habrías podido hacer tan deliciosos postres.



—Gracias Hyung, por todo.



—No nos pongamos sentimentales. – Le palmeó el hombro antes de ir a la puerta. —Ponte a trabajar o no tendremos nuestra noche de películas.


Dicho esas palabras salió ignorando las quejas del menor, pero aún si le amenazaba con no tener esa noche, nunca cumplía esa amenaza. Habían adoptado esa rutina, ver películas los sábados en la noche ya que descansaban los domingos. Después de todo, los domingos eran para pasarlos en familia y desde hace tiempo, Jimin era parte de la suya.


El resto del día fue bastante normal, los clientes iban y venían, aunque por alguna razón Seokjin se encontraba molesto. Sabía que no había hecho nada malo, mucho menos estaba mal lo que había dicho, por eso no entendía porque el Alfa que siempre se la pasaba llenándolo de halagos se había ido de esa manera.

No te pertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora