XXXVI

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Las reuniones del consejo no era algo que pasara con frecuencia a menos que algún tema de urgencia necesitara atención, por ello los integrantes del mismo se encontraban divididos en opiniones sobre si aquella reunión era innecesaria o no.


El consejo estaba conformado por cinco Alfas; eran ellos quienes tenían la ultima palabra sobre el rumbo que tomaría la sociedad, aprobaban leyes y podían crear nuevas.


Se sentaron alrededor de una mesa cuadrada mientras algunos documentos descansaban sobre la pulida madera. Hojearon los papeles sin prestar total atención a todo su contenido. Tras unos minutos de leer lo que consideraron importante se miraron entre sí, esperando que alguno tomara la palabra para comenzar a debatir sobre el asunto.



— Comenzaré yo. – Dijo un Alfa con cabello canoso y mirada aburrida. — No considero que esto sea tan importante como para siquiera estar aquí reunidos. Las leyes funcionan y lo han hecho desde hace muchos años. ¿Por qué cambiarlas ahora por unos cuantos Omega?



— No parecen ser solo "unos cuantos" Omega, ¿Acaso leyó la cantidad de testimonios y firmas que fueron reunidos? Cuando hay tanta cantidad de personas tras un mismo objetivo y quejándose sobre lo mismo es razón suficiente para que nos reunamos a revisarlo. – Tomó la palabra una Alfa rubia de menos cuarenta años.



— Eres bastante joven, desde que tengo uso de razón las cosas han sido como lo son ahora, incluso mejor. Cuando era niño los Omega ni siquiera podían usar collar, se les permitió llevar eso como si realmente tuviesen el derecho de elegir, ¡Ja! Deberían estar agradecidos que no hemos votado por removerlos. – Habló el más viejo mientras daba un golpe sobre la mesa. — Los Omega nacieron con el único propósito de darnos descendencia, no sirven para nada más. No creo que deberían trabajar siquiera, lo único que deben de preocuparse es de encontrar un Alfa que se encargue de ellos, que aprendan a cuidar crías.



— Le pediré que mantenga su juicio neutro y sobre lo que tenemos aquí. – Ahora era el Alfa más joven que se había unido al consejo quien hablaba. — No estamos reunidos para saber como eran las cosas antes, nos importa el ahora y el mañana, así que todo depende de esto. – Golpeó las hojas frente a sí. — Lo que deberíamos estar preguntándonos es ¿Realmente estamos haciendo un buen trabajo? ¿Los Omegas deberían estar obligados a abandonar a sus familias? Hay unos puntos en todo esto que realmente me hacen preguntarme si deberíamos ignorarlo o darle una oportunidad.


Los Alfas hablaban bajo mientras discutían entre ellos sobre lo que creían, conocían o lo que se les había enseñado era lo correcto y lo que no. Todos se quedaron en silencio mientras uno de los Alfa se levantaba.



— Yo estoy a favor.



— ¿Qué? ¿Por qué los apoyarías? – Se quejó el más anciano mientras golpeaba la mesa de nuevo. —¿Acaso un Omega te lavó el cerebro? ¡Ellos no merecen nada!



— Si no es para argumentar su posición sobre estar en contra o a favor le recomiendo que se abstenga de hablar. – Le respondió el Alfa antes de volverse a sentar.

No te pertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora