sugar ➳ taekook

❀¦tres

TaeHyung escuchaba los murmullos que habían más allá de la puerta de su oficina. Él se encontraba de espaldas mirando la nieve caer, definitivamente empezaba a pensar que tenía un problema con el blanquecino polvo que se le hacía tan hermoso a simple vista.

Volteó al escuchar la puerta abrirse finalmente dejando ver a un sonriente JiMin y esta seguro que esa sonrisa no traía nada bueno, eso lo supo desde el momento en que un desconocido de oscuro cabello que contrastaba perfectamente con su blanquecina piel dio dos pasos adelante quedando a espaldas del de cabellos rosados.

TaeHyung logró solo alzar una ceja curioso con el desconocido que parecía especialmente tímido. Caminó hasta su escritorio tomando asiento y cerrando su computadora portátil indirectamente indicando que tenían su atención. Colocó sus codos sobre la madera, entrelazando sus dedos mirando expectante a JiMin quien se aclaró la garganta, su mirada es la definición de diversión, se veía como un gatito juguetón y fue lo que hizo temer al pelirrojo.

—Tae, amigo mío, conseguí lo que prometí —TaeHyung se mantuvo serio en todo momento e inspeccionó como pudo al chico a espaldas de JiMin.

Cabello oscuro, suave a la vista. Sus dientes similares a los de un pequeño y bonito conejo apresaban el rosadito y lleno labio inferior manteniendo su mirada achocolatada en todo menos en él, cosa que le molestó, no eran actitudes de un adulto pero por otro lado, el niño es precioso completamente, no hay forma de negarlo pero no es lo que le interesaba.

—¿Se supone que el niño detrás de ti es mi gerente general? —cuestionó incrédulo. La sonrisa de JiMin desapareció dejando un ceño fruncido y aquella mirada juguetona convirtiéndose en una gélida que peleaba contra los oscuros ojos del pelirrojo— ¿Tan desesperado estas para que llegue a tu cena? —ahora estaba enojado —Esto no es un jodido chiste, JiMin, necesito un gerente calificado, ¡Un profesional! —alzó un poco la voz remarcando aquello —No un niño que siquiera debe pasar de dieciocho.

Y JiMin estaba a punto de abrir su boca para defenderse contra la rabieta de TaeHyung, sabía perfectamente que el pequeño de oscuros cabellos no se defendería, es bastante timido con desconocidos y TaeHyung es la persona que más admiraba, punto extra por eso. Además quería dejarle en claro unas cuantas cosas, estaba realmente enojado por mencionar problemas que en nada conciernen al menor de la sala.

—Señor Kim —contradiciendo cualquier predicción, el de cabellos oscuros llamó al pelirrojo luciendo firme ahora saliendo de las espaldas de JiMin, este último observándolo también un tanto sorprendido — Me presento, soy Jeon JungKook. Graduado de la SNU en Seúl con administración de empresas y diseño gráfico con veinticuatro años, totalmente capacitado para formar parte de su empresa —del sobre de color amarillo que traía y TaeHyung no se había percatado antes, sacó varios documentos. El castaño caminó hasta postrarse delante del escritorio del pelirrojo y extendió los papeles —Y si lo que dije no fue suficiente, estas son mis referencias, recomendaciones luego de mis prácticas y claramente, mi currículum.

JiMin no podía lucir más orgulloso, se olvidó un momento de lo furioso que estaba con TaeHyung e incluso simuló limpiarse una falsa lágrima cuando JungKook se volteó volviendo a su lugar, esta vez a un lado del de melena rosa, quien le sonreía como si de un padre se tratara.

—Mi pequeño ha crecido, Dios —un frágil y dramático tono de voz había salido de su garganta. JungKook rodó los ojos para luego sonreírle con suavidad.

—Me las pagaras caro, hyung, no cantes victoria —murmuró en advertencia. JiMin tomándolo como una broma solamente río casi inaudible mientras con su pequeña mano tapaba sus labios, volviendo su vista a TaeHyung quien leía detenidamente las páginas que JungKook le había entregado.

Los dos se encontraban tensos cuando TaeHyung lanzó un suspiro. Su mano se pasó por su rojiza cabellera llevándola hacia atrás y su oscura mirada se posicionó primeramente en JungKook quién había olvidado toda su valentía de hace minutos sintiéndose como todo un niño indefenso ante el pelirrojo que le veía casi frívolo, analizando su postura, sus facciones, de arriba hacía abajo.

—Aparta una cita con mi secretaria para mañana. Cuando estés aquí hablaremos de cuándo empiezas de manera oficial entre otros detalles. Demostraras tu verdadero rendimiento, no creas que me dejaré guiar por un montón de papeles, quiero verte a ti en acción, quiero resultados y si no los obtengo esta semana, me temo que te despediré  —su voz salió completamente neutral, la seriedad en sus varoniles facciones daba hasta miedo y un escalofrío recorrió el cuerpo del azabache —Sin nada más que agregar JungKook, te espero mañana a las siete, sin retrasos, aquí la puntualidad es algo que respetamos y de igual forma puede restar puntos en tú rendimiento. Te deseo suerte, te puedes retirar.

El azabache lanzó una mirada a JiMin con una amplia sonrisa dibujada en sus rosados labios, el de cabellos rosa respondió de la misma forma y tomando la mano del menor, salió de la oficina del pelirrojo. Después podría arreglar sus asuntos con TaeHyung, ahora lo único que le importaba es celebrar el nuevo logro de JungKook.

Cuando la puerta se cerró, TaeHyung se dejó caer en su cómoda silla, su mano volvió a arrastrar sus cabellos hacia atrás y un pesado suspiro abandonó sus labios. Los documentos y el currículum de ese precioso niño eran simplemente brillantes, de ninguna forma dejaría ir a ese pequeño, podría volverse una gran competencia en manos ajenas a las de su empresa y no estaba dispuesto a eso.

Por otro lado, estaba realmente sorprendido con JiMin, no habían pasado siquiera tres días desde que lanzó aquella pequeña mentira y ahora tenía entendido que retar y subestimar a JiMin es un error.

—Ese enano me trae demasiados problemas —gruñó en su soledad. Decidió dejar de lado todo pensamiento que involucrará la asombrosa hazaña de JiMin y volvió a su computadora, encendiéndola para regresar a su trabajo; construir nuevos planes para su empresa.

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