❀¦nueve

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20 de Diciembre del 2018

JungKook salía de una de las cafeterías cercanas a las oficinas del edificio donde laboraba con un café helado. Lo acercó a su nariz y no pudo evitar sonreír por el olor, parecía que iba a ser un buen día.

Entró al edificio con normalidad. Ayer se había tomado el día libre por órdenes de TaeHyung ya que el día anterior a ese fue que regresaron de Busan. Además también sería una compensación para alejarse de TaeHyung después de que se haya comportado como un grano en el culo, le importaba poco que fuera su jefe, se merecía el como le había hablado en el auto.

Lo que no se esperaba era que YoonGi estuviera ligeramente de su lado y que de paso le diera un poco de razón. Se sentía tan orgulloso de eso, tanto que aún no dejaba de inflar su pecho como si hubiese ganado algo importante.

Por estar metido en sus pensamientos ni siquiera se percató que ya se encontraba en la recepción del piso principal. Miró a Lalisa un poco atareada, el teléfono en una oreja sosteniéndolo con su hombro, buscando algo en la computadora y luego escribiendo en un pedazo de papel.

—Eh —JungKook se aclaró la garganta intentando obtener la atención de la de cabellos naranjas quien le miró de reojo y le obsequio una pequeña sonrisa, despidiéndose de la persona al teléfono, posando toda su atención en el castaño —Buenos días, Lalisa —le saludo con una de sus típicas y tiernas sonrisas que hicieron derretir el corazón de Lalisa.

—Buenos días, JungKook ¿Cómo estas? Espero que bien —buscó entre sus papeles para extenderle unos pocos a JungKook —Tu nueva oficina está lista y se encuentra justo al lado de la del señor Kim.

Y JungKook podía jurar que su sonrisa llegaba de oreja a oreja. Hace días estaba esperando ese momento y lo menos que pensó esa mañana era que le iban a ceder su oficina anticipadamente. Lalisa volvió a rebuscar entre sus cosas al fin encontrando las llaves de la oficina, extendiéndolas a JungKook.

—Muchas gracias, Lisa —le dedicó una sonrisa, un asentimiento recibió de parte de la chica.

Sin esperar y al paso más lento que se podía permitir para no demostrar su emoción, llegó hasta la puerta que se le fue indicada, introduciendo la llave, su mano temblorosa. Quería reír por los nervios revoloteando en su paladar ¡Era su oficina! La decorará a su gusto y no tendría que soportar los “Jeon, esa no es una manera decente de sentarse” “Jeon, tomas café como un niño, se más ordenado” ¡Ya no más ! Aunque debía admitir que era cómodo compartir casi doce horas de su día en un espacio con TaeHyung como antes se lo había dicho a HoSeok.

Cuando no era un egocéntrico amante de la perfección y simplemente se encontraba haciendo su trabajo mientras sus ojos se perdían en él, apreciando la belleza que el pelirrojo posee mientras su boca no estaba soltando monosílabos o regaños por ejemplo.

Ese era su espacio, quien llegara se adaptaría a sus reglas – excepto TaeHyung, claro –

Como un niño pequeño entró a su oficina e infló sus mejillas queriendo contener el grito que quería salir. Era como una copia de la de TaeHyung pero más pequeña en cuanto a espacio hablábamos y lógicamente sin la nula decoración simplista que el pelirrojo uso en la propia.

Había un juego de muebles de color rojo vino, cortinas del mismo color que el mobilario las cuales funcionaban a control remoto para el precioso ventanal que estaba frente a su escritorio que es de madera barnizada, su silla tan grande y cómoda, de piel de cuero y desplazable como la de TaeHyung, junto a la otra que estaba frente al escritorio para las visitas. Las paredes eran de un color gris con un precioso candelabro colgando que le daba ese toque de elegancia a su espacio. Iría agregando un par de cosas con el tiempo.

Estaba tan feliz que quería saltar y quiso hacerlo pero lo pensó mejor y solamente camino al escritorio acomodando los papeles, tomando el control remoto que se encontraba en el mismo lugar.  Se dirigió al ventanal usando el control que tenía más botones que luego se encargaría de descubrir para qué servían, ahora estaba teniendo una hermosa vista de Seúl. Sus ojos brillaron a la espera de lo que vendría con ese nuevo paso.

Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos en cuanto escuchó la puerta cerrarse, volteandose para ver de reojo a aquella persona que ni siquiera se había molestado en tocar.

No le sorprendió que esa persona fuera TaeHyung quien está por encima de todos y hacia lo que se le cantara.

—Buenos días —saludó con su voz profunda, expresión neutral, como siempre, acercándose a paso lento hacia JungKook inspeccionando con su oscura mirada la oficina que había mandado a hacer perfecta, cosa que se logró, se veía magnifica a su parecer —¿Te ha gustado la nueva oficina?

JungKook volteó hacia el pelirrojo, observando cómo se ubicaba a su lado. Sus brazos cruzados sobre su pecho observando también la bella ciudad. El castaño a diferencia, se dedicó a ver el perfil del pelirrojo, sonriendo ampliamente tras su cuestión.

—Me ha encantado —dijo como si de un regalo se tratara cuando según el contrato era obligación de  Kim tener un espacio laboral e individual para él, siendo gerente —Gracias, señor Kim —sin embargo, aunque el contrato dictara que era su obligación, no perdía nada con agradecerle.

TaeHyung miró a JungKook, sus miradas encontrándose. Su estómago tuvo en revuelco al verlo sonreír sin mostrar sus dientitos de conejo pero aun así era una preciosa sonrisa gracias al brillo en sus ojos que le dejaba embelesado.

Había apreciado ese pequeño detalle, había apreciado el agradecimiento del castaño. Era un chico tan dulce pero a la vez tan explosivo, osado y atrevido, eso lo había aprendido con los pocos días que habían compartido – más en los dos días que estuvieron en Busan – Esa combinación hace que algo en su pecho se removiera y no creía que aquello era algo positivo, al contrario, pensaba que algo problemático se avecinaba.

Y ese niño de cabello castaño con ojos brillantes y sonrisa preciosa iba a ser el causante si no lograba evitarlo a tiempo.

TaeHyung rompió la conexión entre sus miradas, volviéndola al ventanal —No tienes que agradecer, JungKook.

esto es como la introducción a un nuevo arco

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esto es como la introducción a un nuevo arco.
Ya el veinticuatro de Diciembre es la bendita cena de JiMin y digamos que a partir de ahí empieza la verdadera historia. uwu

purple u 💜

sugar ➳ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora