❀¦diecisiete

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12 de Enero del 2019

Eran las siete de la mañana y JungKook recién salía de su departamento, despidiéndose de HoSeok.

Pasó por las calles que poco a poco dejaban el frío de Enero atrás, el cielo seguía nublado pero la nieve no era algo que se esperaba en Enero, sin embargo, su bufanda negra nunca faltaba en su cuello.

Sus pasos frenaron en la parada de autobuses sacando su móvil para ver las noticias desde internet, quizás también el periódico o ese era el plan en un principio.

—JungKook-ah —aquella suave voz le hizo colorarse de un segundo a otro odiando el efecto que esa pequeña chica tenía en él y en su pobre corazón que latía como loco.

Con su cuerpo casi completamente rígido, se giró a ver a la chica de ondulado cabello y rosado color, pudo jurar que cayó por su sonrisa al momento de verla, contagiándolo de la misma forma, haciendo una reverencia pequeña.

—Wong-ah, es un placer verle por aquí —musito con su voz suave y dulce, haciendo a Kahei sonreír por lo tierno que era —Imagino que también tomará el autobús.

Kahei asintió —De hecho, JinSol no pudo ir por mi, tenia que ir a traer a una amiga y esas cosas —explicó.

—Es bueno tener su compañía, Wong-ah, así que en parte me alegra que JinSol-ssi tuviese cosas que hacer.

La chica de cabellos rosados no pudo evitar sonrojarse ligeramente por las dulces palabras del castaño.

🍥🍥🍥

Habían llegado al edificio de la agencia juntos, lo que a algunos de los empleados no se les pasó percibir pero esto poco le importó a JungKook, estaba tan feliz de haber compartido un rato con Kahei, eso lo tenía en las nubes, su sonrisa no se borraba.

Se habían despedido al momento en que la menor bajo del elevador con la promesa que se encontrarían en el almuerzo, justo en la cafetería y al cerrarse las puertas del ascensor no aguanto hacer una pequeña celebración de victoria.

El ascensor llegó al último piso y aún seguía en su burbuja de sonrisas junto a pequeñas celebraciones que ni siquiera se percató de la extrañada mirada que Lalisa le brindaba.

—Estas muy feliz para ser un miércoles, digo, siempre estas feliz pero ahora estás al nivel que le darías asco al Señor Min —musito la de cabellos naranjas mirando a JungKook que ahora estaba frente su escritorio.

—Adivina quién almorzará con la chica más hermosa de la agencia —emocionado dijo el castaño.

Lalisa alzó una de sus cejas — ¿Con quién almorzarás? Hay bastantes chicas bonitas por estos rumbos.

—Wong Kahei, ella es mi chica —se señaló a si mismo con su pulgar. Lalisa hizo una pequeña "o" con sus rojizos labios no esperándose la noticia.

Y luego sus labios se convirtieron en un puchero pensando que JungKook iba a terminar con TaeHyung, no con Kahei, sin embargo se abstuvo a comentar algo de sus fantasías de chica de secundaria, aunque a decir verdad esos dos se veían lindos juntos.

—De acuerdo, tigre, te deseo suerte en tu almuerzo pero ahora lo importante es que llegues temprano a tu oficina, ya sabes como es el señor Kim con los retrasos —Lalisa informó para luego pasar nuevamente su atención a su trabajo, JungKook asintiendo y con bailarines pasos se dirigió hasta su oficina mientras tarareaba alguna canción de alegre tonada.

Abriendo y al mismo tiempo cerrando al estar adentro, llegó a su escritorio tomando el control que abría las cortinas para ver la hermosa y fría Seúl por la mañana sin dejar de pensar en lo brillantes ojos de Kahei que vio tan cerca hace tan solo unas horas, no pudo evitar suspirar como niño enamorado.

Su crush por Kahei iba aumentando, cada vez sus palabras no daban justicia al revoltijo de sensaciones que la chica le hacía tener. Estaba tan seguro de conquistarla, de conocerla más.

Y entre esos pensamientos junto a trabajo pendiente, llegaron las once, con ello, la puerta siendo abierta y él recibiendo a TaeHyung con una brillante sonrisa que extrañó al pelirrojo quien se preguntó dónde estaba el sarcasmo con cual el castaño siempre le recibía.

—Buenos días casi tardes, Jeon —saludo pero sin tomar asiento, simplemente dedicándole una casi sonrisa.

JungKook percibió esto, las facciones de TaeHyung no sé mostraban duras como se esperaba, de hecho se veían más suaves, se veía un poco más amigable. Le gustaba ese pequeño cambio que el pelirrojo había estado teniendo desde que el año tuvo su inicio.

—Buenos días casi tardes, señor Kim —sonrió suavemente mirando a las oscuras y preciosas lagunas que TaeHyung tenía por ojos, perdiéndose en ellos, olvidándose del motivo de su alegría y solo concentrándose en él.

Cosa que también le tenía confundido desde hace unos días.

JungKook cayó en cuenta de lo que estaba haciendo y bajó la mirada a su computadora volviendo a teclear como si nada hubiese pasado, como si no tuviese color rojo en las mejillas causado tan solo por tener contacto visual con su jefe.

TaeHyung carraspeo la garganta para dejar ir el momento de tensión y finalmente tomar asiento frente a JungKook —¿Almorzaremos más tarde o vamos ahora?

Y fue como si un balde de agua helada le cayera encima a JungKook, por la emoción del momento olvidó totalmente decirle a Kahei que almorzaba con TaeHyung todos los días, aunque a decir verdad, incluso se olvidó de la propia Kahei desde el momento en que TaeHyung entró a su oficina.

Sin embargo, a TaeHyung no le iba a importar mucho ¿No? Después de haber expresado antes su fastidio porque no le dejaban entrar en paz en la cafetería.

—Yo… —balbuceó el pequeño castaño, TaeHyung alzó una ceja —Invité a almorzar a alguien, Señor Kim.

TaeHyung asintió de manera casi automática sin decir nada, mostrándose una vez más cerrado, aquella faceta que poco a poco estaba dejando atrás pero JungKook sintió que habían retrocedido, cosa que le hizo suspirar ¿Le había afectado?

TaeHyung respiró hondo y se levantó de la silla —De acuerdo, de ser así, me retiro —musito con tono tan gélido como el del primer día para luego, con porte firme, salir de la oficina de JungKook.

TaeHyung sabía o se tenía una idea de con quién iba a almorzar el dulce castaño, estaba más que claro, por eso no había cabida a su presencia.

Entre tanto, JungKook sintió su garganta hecha un nudo y luego su pecho resguardando una opresión que ligeramente dolía. Sin embargo, se limitó a apretar los labios, convenciéndose que le daba igual volver a lo mismo.

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sugar ➳ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora