━ ❝ En la vida se necesita un poco de dulzura ❞
Diciembre en Seúl significaba como normal y mundialmente que las fiestas navideñas se encontraban a la vuelta de la esquina, para todos, todos a excepción de TaeHyung.
El como presidente de una de las...
Habían pasado casi dos semanas desde el día en que TaeHyung le había llamado la atención a JungKook. Ahora mismo estaban en una semana de receso laboral antes de entrar a marzo.
JungKook había salido de su departamento después de estar unos días solo viendo unas cuantas películas viviendo a base de ramen y la comida que su vecina, la señora Choi, le obsequiaba cuando le veía por el pasillo.
Eran eso de las diez de la mañana, solo buscaba una cafetería para desayunar, de forma tardía está de más decir pero su estómago estaba harto de tanto ramen, agregando que sano no era.
Entonces el olor a café y pan recién sacado del horno asalto sus sentidos dirigiendo su mirada a una cafetería a la que había ido unas cuantas veces, era de estilo francés, pintada de colores crema, se veía preciosa, más en el interior. Claramente no iba a pensarlo dos veces, simplemente se adentro haciendo que la campana sonará.
Cuando estaba a nada de buscar un asiento, observando todas las mesas, una negruzca cabellera se cruzó frente a él, de inmediato y de forma injustificada sintió su corazón bombear un poco más fuerte mientras sus rosados labios se entre abrían, su garganta buscando decir algo pero simplemente se mantenía viendo al hombre de tan buen porte frente a él tomando probablemente café, tan sereno, mientras veía a través de la ventana.
Las manos de JungKook cosquillearon, quería asentarse junto a él, como cuando TaeHyung le iba a visitar en su oficina. Relamio sus labios y bajó la mirada aún pensando si sería una buena idea hasta que sintió un toque en su espalda baja.
Un poco sobresaltado se volteó y una cabellera rosada junto a ojos avellana fue lo que encontró. Se sonrojo ligeramente porque JiMin le había cachado viendo a TaeHyung.
—Hazle un favor al mundo y no lo pienses tanto, solo hablale —aconsejó el pequeño de rosados cabellos con una ligera sonrisa, con su codo empujando suavemente al castaño.
JungKook se negó con la cabeza luciendo bastante tímido y a JiMin simplemente le recordó cuando eran más jóvenes causándole aquella sensación de ternura en el pecho.
—Creo que está enojado —murmuró —Conmigo —finalizó acariciando la parte posterior de su nuca.
—Anda, sabes lo amargado que puede ser, por lo mismo hice que saliera de la oficina ¿Sabes lo mucho que me costó? No desprecies mis preciados esfuerzos y ve a hablarle —JiMin rodó los ojos para luego tomar los hombros de JungKook y hacer que volteará nuevamente hacia donde se encontraba TaeHyung —Por el momento, me largo, nos vemos luego, JungKookie —sin más, el de cabellos rosados se retiró haciendo sonar nuevamente la campanita y a diferencia de la anterior ocasión, TaeHyung ahora si miró a la puerta.
Alzó una de sus cejas gruesas en dirección a JungKook tras verlo y el de cabellos castaños se sonrojó hasta las orejas de la vergüenza y timidez injustificada aunque debía admitir que no le agradó mucho el hecho de que TaeHyung haya pasado de él en el momento en que buscó por todo el local, quizás, a JiMin.
JungKook simplemente suspiró y se adelantó a paso lento para sentarse frente al azabache quién arrugó su entrecejo más relajó sus facciones, claro, sin dejar de verse tan serio como siempre. Mientras tanto, el pulso de JungKook fuera de órbita.
—Señor Kim —saludó el menor cohibido —¿Cómo se encuentra? ¿Todo anda bien? —preguntó tratando de generar algún tema de conversación y que la convivencia no se volviera fastidiosamente incómoda.
TaeHyung simplemente suspiró y relajó sus hombros —Todo está perfecto, JungKook —su grave voz hizo que el estómago de JungKook se desbocara, de alguna forma podría decir que le había extrañado aunque su presencia en la oficina la mayoría del tiempo fuese molesta —¿Qué me dices tú, mh? —TaeHyung tomó entre sus largos dedos la oreja de la taza con chocolate caliente.
Y la nariz de JungKook había percibido ese olor —N-No creí que le gustara el chocolate —balbuceo temiendo decir algo incorrecto — Y me encuentro bastante bien, de hecho. Agradezco que preguntara.
No era secreto que todo se volviera tenso desde el día del regaño e incluso desde días antes de ello. Por eso JungKook actuaba tan tímido y de alguna forma, a TaeHyung no le agradaba esto aunque fuese su misma culpa. Era lindo ver a JungKook tímido pero no por esas razones.
TaeHyung volvió a suspirar —Oye, JungKook —le llamó y el castaño conectó sus orbes marrones a los de color oscuro. El azabache observó aquel precioso color rosa abundando en aquellas pálidas mejillas debido al frío según él, rosadas al igual que su naricita y ojitos tan brillantes pero a la vez tímidos reflejando inocencia. Definitivamente, decir que no cayó por JungKook seria una de sus peores falacias —Sabes, creo que no fui muy justo el otro día, no merecias que te regañara de forma tan fuerte.
JungKook negó —De todas maneras, sé que no está bien lo que hice, sea cual sea el regaño va justificado —le excusó y sonrió suavemente haciendo que el corazón de TaeHyung se derritiera en dulzura —No tiene nada de qué disculparse señor Kim.
¿Acaso Jeon JungKook era un jodido ángel con el poder de mandar al caño todo pensamiento racional?
—Solo, sé porqué te lo digo, JungKook pero cumplí con mi parte en pedirte disculpas —TaeHyung desvío la mirada de los ojitos de bambi que mostraban confusión para volver a beber de su chocolate.
JungKook luego simplemente hizo que una risilla saliera de su garganta —Usted es raro, señor Kim —mencionó entre pequeñas risas, TaeHyung le miró y sonrió con sus labios cerrados.
¿Qué era esa calidez que le invadía cuando estaba con JungKook? Esa dulzura que le hacía sentir tan bien y que le hacía caer un poquito más. Incluso se había olvidado completamente de sus estúpidos celos, solo se estaba concentrando en el niño frente a él, tan hermoso a sus ojos, tan inocente, tan precioso, tan dulce aunque también tenía otras facetas; sarcástico, agresivo y malhumorado, todo ello junto era Jeon JungKook, todo ello le encantaba de una forma imposible de explicar.
Agradecía al traidor de JiMin por haberle animado a salir de su oficina, eso era un hecho.
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