La cena había culminado.
Nunca hubo silencio en la mesa, todos hablaban, contaban experiencias incluso el mismo señor Kim, padre de TaeHyung se unió a la conversación viéndose bastante serio para ojos de JungKook pero mostrándose tan agradable y cálido teniendo a su esposa e hijo a su lado.
JungKook ayudaba a llevar los platos al lavador donde JiMin se encontraba lavándolos, al dejarlos a un lado miró en su reloj de muñeca marcando diez para la media noche. Tenía que irse ya, de otra forma no lograría llegar a Busan para mañana.
Se posó de espaldas contra la isla en medio de un suspiro involuntario, tendría que esperar a que JiMin terminara de lavar la vajilla para que lo fuese a dejar. Y una mueca se cruzó por su rostro cuando vio que no solo eran tres platos, literal, el pequeño de cabellos rosados tenía un cerro de platos encima.
—¿Pasa algo, JungKookie? —cuestionó el de cabellos rosados pasando la esponja por el cristal y sin dirigirle la mirada.
—Se supone que mañana estaría en casa pero creo que no se podrá, es un poco tarde —mencionó con tono tristón en su voz.
JiMin sabía lo mucho que JungKook quería pasar con su familia, los ojitos de bambi que había tenido toda la velada lo delataban. Entonces después de unos minutos de estar en silencio, pensando en una solución, sonrió travieso para sí mismo, cambiando su expresión a una de preocupación al darse la vuelta para enfrentar a JungKook.
—Mi madre me matará si no termino con esto, JungKookie —se excusó con un dramático pesar que JungKook no pasó desapercibido haciendo que alzara una ceja dejándolo continuar —Sin embargo, TaeHyung podría llevarte sin problema alguno.
Y ahí estaba el truco.
—Estas demente, el hombre a penas sabe dónde está parado —atacó recordando lo de Busan — ¿Qué me dice que no me irá a dejar debajo de un puente? Y no, seguramente dirá que no y está bien, al fin y al cabo fui yo quien decidió asistir —suspiro y miro a JiMin con una pequeña curvatura —No me arrepiento fue simplemente genial estar con los Kim, también con tu familia.
Ahora JiMin quería ponerse triste. Sentía que era por su culpa que JungKook no podría visitar a su familia. Así que sin perder tiempo, se quitó los guantes dejándolos a un lado, secándose las manos en el delantal que traía para tomar la mano del castaño y salir de la cocina, escabulléndose de los ojos de la madre de JiMin quien hablaba con la señora Kim en la sala de estar.
—Parecemos niños y eso que tú eres casado —susurro JungKook y JiMin apego su gordito dedo a sus propios labios indicando que guardara silencio, él castaño rio por lo bajo.
Llegaron hasta el comedor donde se encontraban los hombres de negocios sentados. Sus caras serias mientras sus palabras salían sin emoción alguna, expresiones frías y calculadoras.
Y JungKook incluso se sintió avergonzado por interrumpir algo así, iba a decirle algo a JiMin pero era muy tarde, el pequeño de cabellos rosa ya se encontraba a un lado de TaeHyung recibiendo una extrañada mirada de YoonGi.
—Necesito un favor —le susurró al pelirrojo que no tardó dos veces en decir "no" de forma seca. JiMin puchereo —Todavía me debes un favor y que se sepa que asististe a tu voluntad, no te obligué —reprochó y TaeHyung rodó los ojos para ver a JungKook a una distancia considerable bastante incómodo.
Volvió su mirada a JiMin —Era parte del trato, no te debo nada —habló en voz baja.
Pero para su pesima suerte JiMin no se había perdido el detalle de ver a TaeHyung mirando hacia JungKook, sonriendo con malicia que el pelirrojo no tardó en notar —¿Quieres que JungKookie se vaya solo a media noche donde hay borrachos por todos lados? —cuestionó con inocencia. TaeHyung notando el juego sucio del más pequeño en estatura.
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sugar ➳ taekook
Fanfiction━ ❝ En la vida se necesita un poco de dulzura ❞ Diciembre en Seúl significaba como normal y mundialmente que las fiestas navideñas se encontraban a la vuelta de la esquina, para todos, todos a excepción de TaeHyung. El como presidente de una de las...