24 de Diciembre del 2018
2 horas antes de la cena.TaeHyung se encontraba saliendo de la oficina a las cuatro de la tarde. Ningún empleado se encontraba laborando a esas horas un veinticuatro de Diciembre ¿Quién lo haría además?
Ni siquiera YoonGi que era bastante obsesionado con el trabajo al igual que él, más de lo que el mismo YoonGi quisiera admitir. Sin embargo, eso no hacía que el de cabellos azabache descuidara a su berrinchudo y pequeño esposo.
Es en esa parte del día en que está bajando del ascensor para adentrarse a su vehículo en el estacionamiento que se pone a pensar en ridiculeces acerca del amor y se replantea qué tan importante es en su vida.
Lo tenía todo; hermanos pequeños que cuidar, perfecta excusa para no tener niños propios, es bastante rico y tiene un trabajo de lujo. Una persona que tuviese el papel de cónyuge vendría siendo más un estorbo en su vida, no necesitaba tal cosa. Hasta para suplir sus necesidades tenía una solución a mano.
En lo que menos espero se encontraba ya abriendo la puerta de su departamento. Y cuando entró lo único que le recibió fue el frío ambiente que no se debía a las bajas temperaturas. Dio un resoplido dejando atrás ese nuevo pensamiento, desatando la corbata de su cuello para tomar su móvil entre sus manos mirando la barra de notificaciones que se extendía en la pantalla de bloqueo que era una de las obras de arte de Van Gogh.
El texto era de su madre preguntando si asistirá a la cena organizada por los Park - Min.
TaeHyung se echó en su sofá un tanto cansado, apreciando el vacío de su departamento y divagando en sus memorias lo cálido que era el ambiente con las extrañas risas de su primo mayor, las anécdotas de los abuelos de JiMin, los niños corriendo de un lado a otro, los abrazos que se daban a las doce y la deliciosa comida que entre todas las señoras hacían.
Incluso no recordaba cuándo fue la última vez que comió algo casero en lugar de optar a una cafetería o un ridículo y refinado restaurante.
“no lo sé” fue lo único que al final tecleo a su madre mordiendo su labio inferior con ansias, sin saber realmente qué hacer.
Y como por arte de magia, JungKook se le vino a la mente.
🍥🍥🍥
Eran las seis con cinco minutos cuando miro su reloj aun estando en su auto, parqueado frente la casa de los Park. Suspiró haciendo que por la baja temperatura, una pequeña nube saliera de su boca, por milésima vez miró su celular y tampoco entendía porqué se veía tan reacio a entrar si primeramente nadie, ni siquiera JiMin le obligó a venir.
Luego recordó que se había convencido en que él nunca faltaba a su palabra y sumido en sus pensamientos, dio un salto cuando alguien tocó la ventana de su auto y ahí miro aquellos grande orbes color chocolate mirando con curiosidad el vidrio polarizado, con sus manos tapando cada lado de su rostro, se apegó al cristal finalmente mirando a TaeHyung con confusión.
—Cómo puede verse tan centrado en el trabajo y hacer este tipo de cosas fuera —se preguntó a si mismo en voz baja temiendo que JungKook escuchara aún fuese lógicamente imposible.
Respiró hondo y finalmente abrió la puerta, JungKook apartándose en el proceso. En cuanto salió le dedicó una de sus inexpresivas miradas a el castañito que traía su nariz roja junto a sus mejillas, sus labios siendo casi cubiertos por la bufanda de lana negra que traía encima y en su cabello, los copos de nieve se hacían notar, estaba nevando.
Estaban prácticamente cerca, tanto que TaeHyung notó ese lindo lunar debajo del labio inferior de JungKook pero no tanto como para escuchar como el corazón de el castaño estaba por salirse por el contacto que hacían sus miradas, sin decir nada, solo observándose como si amaran ver el brillo en los ojos ajenos aunque en los de el pelirrojo esto es casi inexistente, JungKook a pesar de eso, veía el bonito brillo que tenía.
—No sabía que podía vestir algo más que trajes aburridos y formales —musito JungKook con diversión observando la camisa de vestir de material de lana con un patrón de diamantes rojos y blancos, una pañoleta verde decorando su cuello junto a pantalones de tela color caqui, su cabello rojo caía naturalmente en dos partes dejando su frente descubierta sobre sus pestañas y unos aretes dorados, redondos y de centro rojo terminaban de dar el toque.
TaeHyung rodó los ojos —Y parece que tu no tienes otra cosa en tu armario que no sea color negro —procedió dando una mirada a la vestimenta completamente en negro de JungKook, constando de un suéter con cuello de tortuga, pantalones de tela del mismo color y una bufanda contrarrestando el frío, su cabello castaño caía cubriendo su frente, sus labios rosados torcidos en desagrado.
El portón abriéndose no les dejó seguir con su discusión y de ahí salió una mujer de mediana edad con cabello castaño y ojos oscuros, facciones amigables, una sonrisa suave dibujándose en sus labios.
—Creí que no vendrías, TaeTae —pronunció con calidez que también se hacía notar en su sonrisa y fue la primera vez que JungKook miró la sonrisa de TaeHyung cuando vio a aquella señora que eventualmente miró al castaño —Y tú debes ser Jeon JungKook, JiMin ha estado hablando de ti desde hace horas, estaba realmente emocionado por tu asistencia y eso hizo que ansiaramos conocerte.
JungKook no pudo evitar sonrojarse ligeramente aunque el frío que hacía le servía como excusa. Avergonzado asintió a la señora y dio una reverencia —Es un gusto conocerla…
—MinHye, Kim MinHye —pronuncio suavemente la castaña y JungKook alzó la mirada pasándola de aquella dulce mujer al amargado pelirrojo —Es un gusto, dulzura.
—Si JungKook, es mi madre —dijo TaeHyung casi leyendo la mente del menor. JungKook sonrió inocente hacia el mayor.
—No me esperaba que vinieras con mi hijo —un poco extrañada hizo saber la mayor —¿Acaso son pareja o algo? TaeHyungie hace unos años que no --
—Madre — le interrumpió con suavidad — JungKook es un compañero del trabajo que conocí gracias a JiMin que es por quien se encuentra aquí, el que nos encontrarás juntos fue pura casualidad —hizo saber el pelirrojo rápidamente para después acercarse a la mujer y acunarla entre sus brazos en un cálido contacto —Y hola, mamá —susurro TaeHyung.
JungKook estaba conmovido con aquella linda escena, sintió su pecho cálido al ver un poco de la relación de TaeHyung con su madre y eso de inmediato hizo que extrañara a la suya que se encontraba en Busan y a quien visitará en unos días.
—Vamos, cariño, hay bastante que hablar pero será mejor adentro —mencionó MinHye cuando ambos rompieron el abrazo mirando con calidez maternal a TaeHyung, pasó su mirada a JungKook —También tú, dulzura, entra que puedes tomar un resfriado, de paso se quitan la nieve de encima.
Dicho esto, MinHye fue la primera en tomar camino hacia adentro perdiéndose de vista para los dos chicos quienes se miraron por unos segundos nuevamente y TaeHyung carraspeo rompiendo el contacto.
Ninguno sabia que decir tras esa escena tan íntima, tras TaeHyung dejar ver un lado suave más allá de esa dura cáscara que siempre mostraba.
—Después de ti —se hizo a un lado para darle paso a JungKook quien asintió para así pasar adelante.
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No me gustó como quedó, terrible.lloremos
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sugar ➳ taekook
Fanfiction━ ❝ En la vida se necesita un poco de dulzura ❞ Diciembre en Seúl significaba como normal y mundialmente que las fiestas navideñas se encontraban a la vuelta de la esquina, para todos, todos a excepción de TaeHyung. El como presidente de una de las...