❀¦dieciocho

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19 de Enero del 2019

JiMin iba de visita a la agencia. Desde el momento en que salió de la oficina de su esposo y entró al elevador para ir al último piso sintió la tensión en el ambiente, cosa que existía pero antes de que llegará JungKook.

Y sí, sabía que el humor de TaeHyung esos días no era el mejor, se comportaba como un amargado, un amargado exigente y eso tenía a toda la agencia de mal humor.

Y su misión era arreglar lo que sea que haya pasado para que TaeHyung estuviese de esa forma.

Salió del elevador manteniendo sus manos dentro de los bolsillos de la gabardina negra que pertenece - o pertenecía - a YoonGi, acercándose hacia donde estaba una atareada Lalisa, los dedos de la chica no podían ir más rápido sobre el teclado, las ojeras haciéndose presentes bajo sus grandes ojos avellana junto al cansancio en ellos.

Si, Lalisa tenía un trabajo estresante, un jefe estresante, eso JiMin lo sabía de sobra pero nunca  la había visto de esa forma ¿Qué tanto se estaba sobrepasando TaeHyung para que Lalisa estuviese en ese estado?

—Lalisa —le llamó el pequeño de cabello rosado sin embargo la chica seguía sumida en la computadora —Lalisa — insistió nuevamente sin embargo no resultaba en nada. Resoplo tomando aire en sus pulmones — ¡Lalisa Manoban! —exclamó y la tailandesa saltó en su lugar, buscando con la mirada quien le había gritado, frunciendo el ceño al ver a JiMin.

—¿Pero qué mierda, JiMin? —cuestionó molesta —No vengas a gritarme, por Dios.

—Bueno, no te grito si tu prometes prestar atención a la primera —respondió rodando los ojos a las quejas de la de cabellos naranjas —Puedes decirme ¿Qué demonios pasa aquí?

Lalisa suspiró apoyando su mentón en su mano —El Señor Kim ha estado de mal humor desde hace una semana —dio un bostezo para luego mirar a JiMin con cansancio — Antes era estricto pero ahora esta peor y mucho más… —apretó los labios no queriendo usar un adjetivo ofensivo para su jefe.

—Amargado —completo JiMin sin pelos en la lengua, Lalisa asintiendo medio adormilada.  JiMin llevó una de sus manos a su cabello pasándolo hacia atrás un poco estresado —Todo tengo que hacerlo yo —murmuró entre dientes volviendo su vista a la chica —Ya vuelvo, Lisa, ni siquiera le avises a TaeHyung que estoy aquí.

Y con eso, dejando a Lalisa con la palabra en la boca, JiMin avanzó por el pasillo pasando por la oficina de JungKook hasta llegar a la puerta de TaeHyung, sin molestarse en tocar.

Claramente el pelirrojo no se vio muy feliz con la visita sin aviso previo, sus ánimos estaban en la cúspide de la montaña y toda su molestia se iba a ir en el pequeño de cabellera rosa frente a él que le veía con el ceño fruncido sentado en la silla de invitados.

— JiMin ¿Qué haces aquí? —cuestionó serio. Su mandíbula tensa y sus ojos fríos encima del mayor por un mes.

JiMin claramente no se iba a dejar, por lo cual bufó y rodó los ojos —Mira pequeña cosita fea, soy tu hyung, por meses pero lo vengo siendo y me vale una mierda estar en tu compañía de cuarta, exijo respeto —reclamó,
TaeHyung sin inmutarse ante su palabrería —Y como exijo respeto para mi, vengo y te pregunto ¿Qué te sucede con tus empleados? ¿Por qué estás tan dictador estos últimos días? —pidió saber no de la forma más amable.

Pero JiMin nunca fue de tratar a TaeHyung de forma dulce… Como lo haría JungKook cuando está de humor y tímido por ejemplo. El pensamiento sobre el castañito le hizo hervir la sangre al pelirrojo, sin embargo lo escondió en un suspiro.

Todo era un remolino de emociones y eran tan explosivas que buscaba sacarlas con personas inocentes, ni siquiera JungKook se merecía un trato tan brusco aun cuando él era el motivo y lo sabía.

sugar ➳ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora