Caricias en Llamas 3 (+18)

13. Prisionero

Yellow Flicker Beat de Lorde es una canción que me encanta. la letra, la forma en que se refiere me recuerda a Corinne y por todo lo que pasó y lo que hará contra todo aquel que le hizo daño. Por eso esta canción queda con toda la trilogía y mucho más con CELL, por eso la elegí para el booktrailer.

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CHAD

Dejó salir un suspiro mientras peinaba sus cabellos oscuros con los dedos. Tenía todo el físico de su inmundo hijo, parecía que habían sido clonados.

-Mis hombres han investigado lo que querías -afirmó orgulloso por tener un poder sobre todo el país-. Pero como te lo afirmó Joaquín, será difícil.

-La palabra difícil e imposible no van conmigo -planteé serio sin alejar mi mirada del camino.

-Soy tu tío Chad y mi deber es mantenerte al tanto de todo lo que me pidas -se sinceró Tadeus- y sabes muy bien que es complicado. Cuando me contaste lo que le hizo tu estúpida hermana a mi hija sinceramente no me quedaron dudas de hacerla mierda, pero tú me hiciste saber que te encargarías. Y lo agradezco.

Guardó silencio mientras veía que ya habíamos llegado.

-Abel no lo puede superar. Está lleno de rencor. Sin duda tu dichosa hermanita se las ingenió para arrasar con todos a su paso.

-No es por nada, pero lo que me hizo no se compara en lo absoluto con lo de tu ridícula hija -planteé frío y noté en su mirada oscura que le encabronó lo que dije, pero no me disculpé en absoluto.

-Cuidado con lo que dices -advirtió severo y yo puse los ojos en blanco, ni la mirada más matadora podría intimidarme.

-Y cuidado tú con lo que dices -susurré-. Natalia no era mi puta hermana.

-Aunque no hayan sido criados juntos, siempre llevaron la misma sangre. Sin duda la sangre de tu padre supo ser tóxica hasta con su descendencia. Y no dudo que Franciscus también se vea envenenado en un futuro -planteó y lo regresé a ver con ira.

-No metas en esto a Franciscus, Tadeus -le planteé serio-. Franciscus no tiene la culpa de que la madre de tu bastardo hijo haya sido una puta.

Sus ojos me miraron con odio al escucharme.

-¡Úrsula no fue ninguna pu...!

Le interrumpí.

-¿Engañarte con tu propio primo y tener un hijo de él y después querer regresar contigo, no la hace eso? -me reí-. Siempre te tuvo en sus manos e hizo de ti su marioneta porque con un simple suspiro te tenía en sus pies y Didier se reía en tu cara porque mientras tu le lamías el culo por tenerla a tu lado, Didier con solo una llamada la tenía de su perra rastrera.

-Didier me la arrebató -planteó furioso-. No le bastó quitármela de mi lado sino que encima me la arrebató para siempre asesinándola.

-Supéralo ya -atajé con indiferencia.

-Es algo que jamás superará Abel -planteó-. Pues él no sabe que su madre fue asesinada por Didier y no por ti. 

Me encogí de hombros sin importancia, Tadeus tenía claro ese circo en el cual Abel se veía envuelto, pero por amenaza mía no se atrevía a decírselo. Yo le había dejado claro que Franciscus era mío y sobre su verdadera creación solo la sabría él y yo, sin contar a Joaquín y Corinne. Tadeus había aceptado mi amenaza pues la vida de Franciscus no le importaba al correr por sus venas la sangre de Didier, el hombre que le había arrebatado su mujer.

La vida de la garrapatita no era fácil y apenas tenía seis años, sin padres, un pasado asqueroso donde su propio padre había matado a su madre, desconocer que tenía otro hermano mayor que desconocía también su existencia, ser testigo del asesinato de sus tres hermanitos y encima ver como su hermana menor se debilita día a día a base de su pulmonía. Dios nos había mandado una hija enfermiza a base de castigarme por todo lo malo que había hecho.