Caricias en Llamas 3 (+18)

32. El disparo de Franciscus y sus efectos

El video en multimedia queda completamente con Charinne, escuchenla :3 

Lean la nota que les dejaré al final del capítulo, es importante. 

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CHAD

Los seis balazos sonaron agonizantes. Mortales. Atravesando con brutalidad el cuerpo de Abel, agujereándolo como un puto colador. La sangre salpicó a Corinne e incluso llegó a mí. Abel al recibir los impactos se derribó al suelo cayendo como un saco de huesos. ¿Estaba muerto? No lo sé, pero sobrevivir a seis tiros era imposible.

Yo me había quedado aturdido ante la aparición de Corinne quién a pesar de ya haber disparado a Abel, seguía con su arma en lo alto y su mirada estaba perdida en la nada. Al igual como yo, su alma se le había detenido. Se mantuvo quieta, como una maldita estatua y se quedó respirando aceleradamente mientras sus labios temblaban y sus ojos se llenaban de lágrimas. En mi cabeza solo podía escuchar un largo "piii" agonizante que no dejaba de torturar mi cabeza a pesar que me encontraba cubriendo mis orejas en un intento desesperado por salir del shock.

El cuerpo de Abel se había derrumbado al suelo como un costal y Corinne seguía sin reaccionar. Lo había dejado como un jodido colador.

Wegziehen corrió hacia ella y la abrazó a él mientras le quitaba el arma de la mano y la tiraba al suelo. Ahora que se encontraba desatada tenía miedo que no pudiera controlarse con su alrededor. Wegziehen la conocía tan bien.

-Papaíto... -Escuché el murmuro ronco de Franciscus el cual había caído en mis brazos después que la bala había impactado en él.

Las manos me temblaban, pero pude recorrer mi mano a su mejilla la cual estaba manchada de sangre, Franciscus comenzó a toser y lo apreté a mi cuerpo con fuerza, sin poder ser consciente todavía de mi alrededor.

-Papaíto, duele mucho -apretó sus ojos y trató de moverse, pero no se lo permití, y chilló fuerte de la desesperación por safarse de mis brazos-. Papito, ¿p-por qué me abandonaste? -susurró chillando. Su piel en mis brazos comenzaba a sentirse fría y sentí un golpe en mi interior porque sin poder evitarlo, Franciscus estaba muriendo.

-Garrapatita... -susurré impactado-. Quiero que sepas que eres muy importante para mí -le mascullé, él me miraba débil con sus ojos grises, sin fuerzas. Le declaraba esas palabras que nunca le dije jamás en la vida, quizás era demasiado tarde para admitirlo, pero el hecho de decir esas palabras era mucho para mí. Yo siempre fui frío y duro contra todos, no me era fácil ser bueno con nadie.

Corinne se soltó de Wegziehen y corrió hacia Franciscus tomándolo en sus brazos y lo acarició con sus manos, desesperada en un intento de protegerlo.

-Mamá va a protegerte, mi amor, resiste por favor -le rogó ella besando sus manos y contemplándolo con sufrimiento en su mirada.

Apreté los labios con fuerza al escucharla.

-Cántame junto a mamita -me pidió la garrapatita, yo traté de negar, pero él con voz débil comenzó a tararear mientras hacía el esfuerzo de mantenerse despierto-. Yo... -comenzó lento y entre tosidos-. Y-yo no sé porque mamá al cielo tuvo que ir -cantó la letra de una canción de Cepillín, oh Franciscus-, a papá le voy a pedir que me deje ir con mi mamá. Al cielo voy a ir y le voy a decir que no tengo con quien jugar y con ella me voy a quedar.

-¡NO! -Corinne gritó y lo apretó a ella-. Aquí me tienes mi amor, yo soy y seré siempre tu madre -le prometió con voz agitada y quebrada. Estaba desesperada por ayudar a Franciscus, pero no sabía como.