42. El origen del mal

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Dedico este capítulo a mis hermosas: ithzel94 7002B11_21 alebnto muchas gracias por leerme linduras, Dios me las cuide mucho y me la llene de bendiciones, les quiero.

Disfruten este nuevo capítulo, muchas gracias por sus felicitaciones, aquí tienen mi regalo de mí para ustedes por sus bonitos deseos. 

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NARRADOR OMNISCIENTE

Deyna abrió la puerta de su departamento, había pasado casi tres meses desde que Matilde la había atacado en el hospital, su vida era tan rutinaria, del departamento iba a la oficina de Joaquín y de su oficina salía con Zulema y después volvía al departamento, no era tan estúpida para salir del país sabiendo que Chad estaba desaparecido y que la gente de Corinne podía atacarla por ser una traidora junto a Chad. Sabía que su vida estaba contada y no podía andarse a la ligera, sabía lo que había hecho. 

Esos tres meses habían sido toda una tortura para ella, el no saber de su prometido le llenaba de angustia porque no podía creer que realmente estuviera desaparecido, ¿Chad Parker? Aquel hombre imparable, invencible, diabólico, ¿Cómo era posible? ¿Como...?

Definitivamente todo era tan confuso y debía haber gato encerrado.

Estaba demasiado preocupada por Chad, rezaba para que nada malo le pasara.

—Amor regresa —susurró viendo su celular en espera que Chad le llamara, lágrimas salieron de sus ojos y las limpió rápidamente con sus dedos temblorosos, respiró hondo y soltando grandes jadeos, marcó el número de Chad pero saltó al buzón. Como siempre. 

«Hoy me he visto con Joaquín, aunque ya te lo he escrito antes, no pierdo las esperanzas de que me informe que ha dado con tu paradero y de que pronto volverás, no pierdo la fé de que vuelvas a casa. Amor... ¿volverás pronto? Por favor, no tardes, yo te estaré esperando» escribió el texto.

Envió el mensaje a Chad y se reunió con los demás mensajes que le había enviado, día tras día, todos diciendo exactamente lo mismo. No había pasado ningún día en que no le había escrito, extrañaba su olor, su piel, su mirada fría, sus ojos grises, su voz gruesa, sus labios rojos tan carnosos; extrañaba todo de él y no podía creer que no hubiera noticias de su paradero en tres largos meses. Estaba en el filo de la desesperación.

Todas las noches lloraba por él, porque estaba tan cerca de un final feliz entre ellos y de repente se lo habían arrebatado de su lado, rompiéndole los sueños y su felicidad.

Entró a su departamento limpiándose las lágrimas, cerró la puerta detrás de ella, se quitó apresuradamente su tacones y caminó a su habitación, sin embargo, pausó sus pasos cuanto notó que no estaba sola en la habitación.

Alguien la mirada, la estudiaba y la vigilaba desde la oscuridad.

Deyna, temblorosa, encendió la luz de su departamento y soltó un grito al encontrarse con un hombre rubio, alto, mirándola fijamente, a lado de él había una mujer más baja que él y llevaba una capa negra cubriendo parte de su rostro y todo su cuerpo, era como ver un dementor en persona.

El hombre a lado de aquella bestia era guapo, su cabello era rubio y vestía con unos jeans desgastados y una camiseta blanca algo rota, pero a pesar de la horrenda vestimenta llena de sangre, Deyna no pudo negar que era demasiado atractivo, a pesar de las cicatrices que tenía en su rostro pálido y varios moretones en sus brazos, era guapo. 

Caricias en Llamas 3 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora