Me encontré con la silueta del Luciano en la entrada de mi casa. Él solo me saludó por cortesía y pasó.
— ¡Max! ¡Ya llegó tu amigo! —grité, sentándome en el sillón.
Él llegó al poco rato. Llevaba su camiseta del club de fútbol, aunque no iba con su vestimenta completa de jugador, porque obviamente no jugaría.
— ¡Vamos, Panteras! —exclamó a todo pulmón.
Su equipo de fútbol se llamaba así, por lo que ellos se hacían llamar "Los panteras".
Al poco rato llegó el uber. El Luciano ayudó a mi hermano a subirse en el asiento copiloto, mientras yo entré rápidamente a buscar el bloqueador, no había ni una pizca de sol pero una es cuática...
Llegué a sentarme junto al Luciano. Él me miraba detenidamente en el auto.
— ¿Qué mirai? ¿Te debo plata? —le murmuré
— No, pero estoy pensando que cara vas a poner cuando el Branco se acerque a saludarte y pasar su brazo culiao por tu cintura con tu hermano al lado. —susurró en mi oído. Al alejarse, dejó de mirarme y posó sus ojos en la ventana.
Abrí las medias pepas.
— ¿Qué hablas, poodle? —le susurré en el oído.
Él se volteó. Nuestras caras quedaron frente a frente con poquito espacio de diferencia. Él sonrió, yo me alejé.
— Este partido es de los Panteras contra el equipo del Branco po. Como si tu pololo no te hubiera contado ayer que hoy tenía partido de fútbol decisivo. —me aclaró, murmurando por sobre la música de J balbin.
El auto se detuvo. Luego de pagar, los tres nos bajamos.
¿Cómo le hacía la desconocida al Branco?
El día anterior, a duras penas pude excusarme de su mensaje. Le habia dicho al Max que quizá se había equivocado de mina, porque nunca había hablado con ese weón. Pero, si me saludaba en esa cancha, mi mentira iba a descubrirse.
— Que penca que te asaltaron dos días antes de este partido. —le habló el Luciano a mi hermano. — Si le ganaban a estos culiaos, iban directito a ganar la final.
— Y le cerrabamos la boca a los condoritos culiaos. Dicen que tienen racha perfecta de partidos ganados, pero, hacen puras trampas. —se quejó el Max
— ¿Por qué dices que hacen trampa? —metí mi cuchara. Íbamos llegando a las gradas
El Max hizo una mueca.
— Por nada. Se rumorea eso pero no está comprobado. —se metió el Luciano. — ¿Donde nos sentamos, Max?
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El partido aún no comenzaba, pero ya empezaron a llegar algunos jugadores. Los de las panteras se acercaban a saludar al Max, los del equipo contrario, los "Cóndores" solo se quedaban parados en las gradas del frente o entraban al camarín.
El Branco aún no aparecía, lo cual para mi, era lo mejor.
— ¿Me podí ir a comprar un completo al carrito, por fa? — le dijo mi hermano a su amigo. Pasándole dos lucas— Y una coca-cola de medio
Él accedió. Parándose.
— Yo quiero comprarme una bebida. —salté del asiento pa' pararme. — Te acompaño.
El Luciano caminó más lento para que lo alcanzara. Llegando al carrito de completos, lo tomé del brazo
— Ya sé que me pediste que no me metiera, pero... ¿No encuentras raro que le hayan pegado a mi hermano dos días antes del partido?
Él negó una y otra vez.
— Me debías una, te dije que no quería que te metieras a cambio y lo primero que haces es meterte. No respetas pa' nada tus promesas, cabra chica. —siguió sacudiendo su cabeza.
— El Max dijo que eran tramposos. ¿No conectas todos los hechos? —insistí
Se cruzó de brazos.
— Un club de fútbol tramposo es una cosa, que le saquen la chucha al capitán de su equipo rival es otra... Conchetumare, es la estrategia perfecta. —abrió la boca de la impresión
— Soy capaz de ir ahora a enfrentar a todos esos culiaos que quisieron...
— No tenemos como comprobar esto, Gi. —me interrumpió
Vi al Branco entrar al recinto con un bolso nike colgado en su hombro.
— Si tenemos cómo.
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Te debo una
Teen Fiction"Gissele, me mandaron a hacer trabajo comunitario en el colegio por tu culpa... Me debes una. "