Te debo una

21ST

Diez años atrás

— ¡Papito, estoy muy triste! —llegué corriendo donde mi papá. — ¡Mi hermanito me dijo que no me queria hablar nunca más!

Le estiré los brazos para que me abrazara. Y lo hizo. Luego me senté a su lado en el sillón.

— ¡Maxito, venga por favor! —habló fuerte. Mi hermano llegó corriendo con una masa color caca en sus manos.

— Mira lo que me hizo la Gi. —mostró lo que llevaba. — No le voy a hablar mas.

Nuestro papá tomó la plasticina. El pequeño Max se cruzó de brazos

— Ven, siéntate al lado de tu hermana. —ordenó el mayor. Él hizo caso. — Mírala

— Es fea. —murmuró enojado

— No digas eso, tu hermana es la niña más linda del mundo. —lo corrigió. — Y tú, eres el niño más lindo del mundo también

— Yo ya sabía eso. —volvió a murmurar.

— Gissele, explícale a tu hermano porqué hiciste esto. —se refirió a la masa de color feo

— Hermanito discúlpame yo sólo quería hacer un perro de plasticina. —lloriqueé, luego hice un puchero.

Él se demoró un poco en sonreírme, pero lo hizo.

— Tonta... los perros no son de este color. —rió. — Me juntaste todos los colores y yo quería hacer un auto.

— Es que pensé que el rojo con el morado hacían color perro. —noté mi error y reí.

— Discúlpame nunca mas te digo eso. —hizo un puchero. Yo me tiré a abrazarlo

— Te quiero.—sonreí mostrando el espacio vacío que quedó del diente que se me cayó.

Nuestro papá nos miró sonriente.

— No se tienen que decir esas cosas. —revolvió con cariño el pelo del Max. — Porque al final del día, siempre serán ustedes dos. Los dos contra el mundo ¿Cierto?

Los dos asentimos.

— Yo quería hacer un auto para dárselo a mi mamita cuando vuelva. —el Max tomó la plasticina.

Mi papá apretó los labios, luego sonrió.

— ¿Va a volver, cierto?

//

Y al parecer volvió. Doce años tarde, cuando ninguno de los dos la necesitaba.

¿Por qué?

¿El Max la buscó o ella a él?

¿Para qué?

¿Ella lo había ido a buscar?

¿Qué culpa tiene fatmagül?