10TH

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— Bianca. —la nombré. Ella dejó de mirar su libro de historia para mirarme a mi. — ¿Tú vas a los partidos de los cóndores?

La recién nombrada de encogió de hombros.

— A veces. —respondió. Luego se acomodó un poco en la silla— Cuando empezamos a pololear con el Esteban siempre iba, pero pasaba mas aburrida que la chucha.

— ¿Alguna vez fuiste a un partido de los cóndores y las panteras?

Ella frunció el ceño. Seguramente cuando jugaban los dos equipos no sabia si mirar a su pololo o a mi hermano... ah, que cuatica

— Sí, he ido a algunos. El Tebo siempre le pone color a esos partidos, dice que son unos malos culiaos... aunque, cada vez que juega contra los pantera rosa entrenan el doble. —me contestó, mientras mordía la punta de su lapicera.

No terminaba de entender porque tenían tanta rivalidad si era un deporte culiao nomás. Si llegaban a perder algún partido, no se morirían o algo.

Creí tener la oportunidad y la tomé...

— Igual están ricos algunos jugadores de las panteras. —la solté.

Esperaba que me dijera "No, que asco, y tu hermano es el más feo. ¡NO, GI NO ESTABA PELÁNDOME CON TU HERMANO! ¡EL LUCIANO INVENTÓ ESA WEÁ!

— Sí. —asintió. — Cuando el partido empieza a latearme empiezo a mirar las caras de concentración que ponen los weones. No están nada mal, pero, yo estoy con el jugador más rico. —me contó, encogiéndose de hombros al final.

Yo estoy con el jugador más rico. ¿No será loS jugadorES más ricoS?

— ¿Estai con mi hermano?

Ella se ahogó con su propia saliva

— ¿Qué? —preguntó, tosiendo

— ¿Estai con mi hermano, Bianca? —repetí seria. Luego me eché a reir para que pasara piola. — Mi hermano es el jugador más rico po.

Casi la cago.

Si llegaba a acusarla de que andaba con mi hermano a escondidas, debía estar 99,9% segura.

Cuando salimos al recreo, ella se fue con su pololo y no se lo impedí. Mientras mas tiempo estaba con ella, más la imaginaba comiéndose a mi hermano y me daban ganas de vomitar, ah

Fui rápido al quiosco del colegio a comprarme una ensalada de frutas, desde la wea de alimentación saludable, en el quiosco vendían puras weas malas... la ensalada de frutas nomás salvaba.
Me encontré al Branco en la fila del negocio, le toqué el hombro pa' pedirle que me comprara y esperé unos metros más allá.

— Tome su ensalada, reina. —Extendió su mano con esta.

Me acerqué a él para recibirla, sin embargo, él la escondió en su espalda.

— Te la intercambio por un beso. —me chantajeó

¿Darle un beso al Branco frente al quiosco, donde todos los compañeros de mi hermano se juntan, donde todos nos podrían ver y contarle al Max?

No, gracias.

— ¿No habíamos quedado en ser discretos? —crucé mis brazos. — Todos nos van a ver, Branco, no quiero que después se arme un cahuin.

— Te voy a cobrar el beso. — cedió. Me pasó la ensalada de frutas y yo volteé pa' irme. — ¿Nos juntamos en el almuerzo?

Había quedado de hablar (o planear) con el Luciano en ese rato.

— No puedo, sorry. ¿En la tarde? ¿Tipo seis o siete? Podemos juntarnos en alguna plaza o alguna weá que tenga pastito y un arbolito que haga sombra. —ofrecí

Él apretó los labios

— Tengo una junta en la casa del Tebo a esa hora. —me acerqué pa' oír los detalles. — Quiere armar la estrategia pa'l partido con los pantera rosa y weás del equipo. ¿Mañana nos vemos en el desayuno?

//

— ¿Tení planes para la tarde? —le pregunté al Luciano, apenas lo vi.

Él frunció el ceño. Ni siquiera lo había saludado y le pregunté si tenía planes.

— ¿Quieres invitarme a algún lado, cabra chica? ¿Te diste cuenta de que soy mas rico que el Branco? —respondió webeandome. — Aunque, es obvio que soy más rico que el Branco, mira estos rulos— dijo con arrogancia. — Apuesto que a él no le dices poodle

Sonreí. Lo pillé simpático, eso costaba que pasara.

— ¿Tienes planes o no, poodle?

— Quería salir a andar en bici un rato en la tarde. —apoyó su cuerpo contra la pared, echándome un vistazo de lado. — ¿Por qué?

— Tu y yo... —lo apunté. — Iremos a una reunión en la tarde.

— ¿Reunión de que?

— Los condoritos se van a juntar a "planear estrategias" en la casa del Tebo. —le expliqué. — Nosotros iremos a escuchar un poco, si hablan de mi hermano y cómo le pegaron o alguna weá así.

— Estai completamente loca, Gi.

— Oye, me dijiste que estábamos juntos en esto, ¿O me vas a dejar ir sola, triste, indefensa? —le puse color y también ojos de pena. No se podía negar a mis ojos de pena.

—Estás loca, pero, nunca te voy a dejar sola, cabra chica. —respondió con tono de sinceridad. Era lo más tierno que me había dicho, él nunca fue así.

¿Será que estaba ablandando al poodle?

Recuerden votar y comentar weas por favor, a veces pienso que le escribo al fantasma, ah KSJDKDJDD

Te debo unaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora