Te debo una

28TH

n.a: bueno, my friends, les aviso que re-escribí este capítulo, la versión anterior no me gustaba, la había escrito sólo para mostrar signos vitales, no organicé nada y el capítulo quedó fome. Así que, lo escribí otra vez de una manera más motivada y organizada.❤️ Además, el curso de la novela venía poniéndose lento, una parte de este capítulo la tenía planeada para ponerla más adelante. Pero, estamos casi en el final, voy a tirar todo a la parrila

GISSELE:

— Bueno, nos veremos en unos meses para el tema de la mudanza. — se despidió el viejo con traje y maletín.

El Max se despidió de la manera más formal que se le vino a la mente y cerró la puerta. Apenas se fue el viejo, mi hermano se quedó mirando al Luciano y a mi

— Es algo largo de explicar. —nos habló. — Yo... pensaba contarte hace tiempo, Gi. Pero, nunca hubo posibilidad.

Suspiré con cansancio. Tratando de entender toda la información que acababa de caer en mi cerebro.

¿Mi hermano se iba a jugar fútbol profesional? ¿A otra ciudad? ¿Sin mi?

— Creo que es mejor que me vaya, los dejo hablando solos, permiso. —se metió el poodle, levantándose de mi lado en el sillón.

— No, Luciano, siéntate... —le pidió el Max. El poodle, tal cual un perro, hizo caso y volvió a sentarse junto a mi. — Tu tampoco sabías de esto, llevamos tanto tiempo siendo amigos que también siento que te herí al no contarte.

» Me dieron esta oferta hace un tiempo. Es la oportunidad que siempre esperé, obviamente no la negaría. —explicó sentándose en el berger frente a nosotros. — Pero, tengo que irme de la ciudad. He pasado toda mi vida junto a ti, hermana, no sabes lo difícil que fue tomar la decisión correcta. Espero que tu siempre me apoyes en cumplir mis sueños, Gissele, y este es uno de ellos donde necesito tu apoyo.

— ¿Por qué no me contaste antes, Max? —lo interrumpí, con un revoltijo de emociones pasando por mi. No sabia si estaba enojada, triste, feliz o decepcionada. Era una mezcla tan extraña de sentimientos que no sabía cómo reaccionar.

— Nunca se dio la oportunidad, estaba esperando el momento pero siempre pasaba algo. O andaba perdiéndome por ahí, llegando machucado o tú estabas dándotelas de detective con este otro. —se refirió al poodle. Ladeó la cabeza con un puchero. — No tienen idea de por cuanto pasé antes de decirle a esta caballero que sí... ¿Me perdonan? Si les he fallado les pido perdón de la única forma que sé...

— Abriendo las puertas de mi corazón para cuando decidas...—lo siguió el Luciano

— No se pongan chistositos, par de weones. —los detuve. — Max, no tengo nada de que quejarme, ya firmaste y no te detendré en cumplir tus sueños. Solo digo que podías habérmelo dicho hace mucho tiempo, en vez de ocultarme las cosas, como siempre lo haces. Te perdonaré únicamente si me prometes que no me ocultarás mas cosas.

Él se levantó de su asiento, caminando hacia mi levantando su dedo meñique.

— Te lo prometo. —trató de que hiciéramos la promesa con los dedos. Acepté sin rodeos. — Nunca más te ocultaré nada, hermana. Seré siempre honesto.

— Yo prometo ser honesta también.

La mirada del Max se posó sobre el Luciano.

— ¿No te quieres sumar a nuestra promesa, Luciano? Podrías, no sé, ser honesto con la Gi y decirle una cosa. —el Max levantó sus cejas una y otra vez, tratando de molestarlo

— Ya hablamos.

La expresión del Max cambió repentinamente. Una sonrisa inundó su cara. Casi llega a saltar de felicidad